la gente y su personalidad, el paisaje urbano y natural o la gastronomía son los elementos que más aprecian quienes visitan Euskadi y los perciben como el principal atractivo turístico de nuestro país. Esta valoración fue presentada ayer por la consejera Arantza Tapia, a la vez que daba a conocer los datos correspondientes al primer semestre del año, que hablan de un crecimiento importante de visitantes, gasto y pernoctaciones en nuestra comunidad, como consecuencia del desarrollo de una actividad económica prácticamente irrelevante entre nosotros hasta hace tres lustros. La importancia de los números anunciados radica principalmente en que el período analizado no incluye los meses de verano y denota, por tanto, una afluencia creciente de turistas en las que se conocen como temporada media y baja, algo imprescindible para hacer de esta actividad económica algo sostenible durante los doce meses del año. Esta llegada desestacionalizada de visitantes ha traído consigo, además, un aumento del gasto por persona realizado durante la estancia, cercano a los 100 euros diarios, una presencia cada vez mayor de visitantes procedentes del extranjero y la aparición de nuevos destinos vascos más allá de las capitales, que ya venían despuntando. Qué duda cabe que junto a los atractivos propios de la tierra, el compromiso y la profesionalidad de los agentes que se dedican a esta actvidad habrán tenido una incidencia especial en sus resultados, pues de otra forma no habría sido posible su evolución positiva. No obstante, hay una serie de consideraciones que resultan inevitables para consolidar en el tiempo esta tendencia referida a la primera mitad de 2015. La primera tiene que ver con las instituciones. Es inexcusable que todas ellas asuman que el principal valor de la oferta turística vasca radica en su conjunto y es la suma de todos sus ingredientes lo que convierte a Euskadi en un destino único para estancias de cuatro o cinco días. La otra tiene que ver con el sector que protagoniza esta actividad. Es necesario que siga en la senda de dotar de mayor profesionalidad a los agentes que en ella operan y es también importante que el sector continúe ajustando sus precios a la categoría que sus establecimientos ofrecen y a la calidad del servicio que prestan. Los datos que acabamos de conocer son un incentivo para ello.
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