La verdad es que no esperaba otra cosa, aunque yo ni siquiera era consciente. Comunicado a las 22.00 horas, con nocturnidad y alevosía, sólo le ha faltado coincidir con algún magno partido de la selección española de fútbol, marianorajoy style. Se nos va José Ignacio Wert. Así. Se nos va Esperanza Aguirre, se nos va Wert... nuestros referentes destroyer de la política nos abandonan. Con la todavía lideresa oficial del PP madrileño aún tengo esperanza, comparto la tesis Terminator de Pablo Iglesias: volverá; siempre ha vuelto, es el Sarkozy patrio. Pero Wert... Fue el ministro tertuliano, el ministro TDT Party y el encargado de nutrir de cortinas de humo a oposición, medios de comunicación y redes sociales para tenernos entretenidos en la primera mitad de la legislatura, cuando los viernes eran de dolores y de recortes. En el top, sin duda, su declarada intención de “españolizar a los niños catalanes”. El proceso soberanista catalán le debe un porcentaje significativo de su apoyo social, Mas, Junqueras y compañía deben de estar de luto. Será difícil sustituir su figura en próximas galas de los Goya, Max... Pero, aunque el IVA cultural le persiga, su gran legado será la ley que lleva su nombre, profesores y estudiantes sin duda también le echarán de menos.
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