Por desgracia, en esta crisis no es ni la primera despedida ni, a buen seguro, será la última. La sala Ibu Hots cierra sus puertas este fin de semana, un espacio donde las propuestas -sobre todo musicales- más alternativas han encontrado su lugar a lo largo de los últimos casi siete años. Ahora son muchos, compañeros periodistas también, los que se ponen las manos en la cabeza diciendo que esto no puede ser. Es gracioso, puesto que en algunos casos se trata de gente que nunca ha apoyado ni lo más mínimo el proyecto de la calle Jacinto Benavente. Pero para un servidor, que hasta ha tenido alguna conversación subida de tono con Hugo Cano cuando me reclamaba -puede que con razón- más ayuda desde estas páginas, hoy no es el día de empezar a extrañarse o de lanzar lamentos. Es el momento de agradecer a Hugo y su gente todo lo que han hecho y desearles lo mejor en lo que les depare el futuro. El Ibu quedará como el recuerdo de sus cientos de conciertos, oportunidades de encontrarse con bandas de medio mundo, por no decir entero. Y prefiero quedarme con la huella, pequeña o grande, que ha dejado en muchos. Suerte en lo que venga y con la cabeza bien alta por lo hecho hasta ahora. El dinero ha ganado otra batalla a la cultura. Una más. Pero hay que seguir dando guerra.
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