“¡Zorras!” es el insulto que nos dirigió un hombre el pasado día 4 de abril a las mujeres que nos manifestábamos para protestar por el asesinato de otra mujer a manos de su compañero sentimental.

Este varón se ocultaba tras las persianas bajadas y las cortinas corridas de una vivienda del número 8 de la calle La Paz, desde donde profirió en varias ocasiones de manera desafiante el machista y ofensivo “zorras”. La perplejidad que nos produjo iba a la par de la rabia que sentíamos quienes en ese momento expresábamos nuestra indignación por el brutal asesinato. La violencia machista llevada a su máxima expresión, el asesinato, debía parecerle poco a este energúmeno, misógino y cobarde representante del machismo, que se atrevía a insultar a todas las personas allí presentes y a la propia mujer asesinada.

Lo peor fue que no supimos responder a esta agresión: algunas personas censuramos su actitud, pero poco más. Quizás es un claro síntoma de la permisividad y la pasividad con que vivimos estos comportamientos de baja intensidad, mirando a otro lado y consolándonos al pensar que el machismo y la desigualdad es cosa de otras épocas o culturas: la mujer asesinada era joven pero extranjera.

Claro síntoma es también la respuesta institucional: hipócritas y manipuladoras campañas como la promovida por la Diputación de Álava (Tolerancia Cero) o, aún peor, ningunear el terrible asesinato. El Ayuntamiento y Gobierno Vasco llamaron a una concentración que se ha realizado cuatro días después del asesinato, por encontrarnos en periodo vacacional. Claro, este tema no es urgente ni grave; parece que ni siquiera da votos y la foto de turno puede esperar; además, ya habrá más casos. ¿Alguien se imagina una situación similar en otro tipo de terrorismo y en plena campaña preelectoral?

Al finalizar la manifestación, escuchamos a un hombre que también participaba en la misma quejarse de que en estas ocasiones no se dé voz a los hombres. Sin menospreciar el comentario, no se entiende por qué los hombres no toman de una vez la palabra de manera individual y colectiva contra las desigualdades cuando tienen voz y voto en todos los sectores de la vida social.

¿Os acordáis del magistrado que en 2011 afirmó en una sentencia de maltratos que zorra no es un insulto, que la expresión se refería a un animal astuto? Pues, eso: toma Tolerancia Cero (contra el burka, por supuesto).