La voz de Juan dice: “todo debe estar bajo su control: poder, drogas, alimentos y dinero, diversión, medicinas y armamento; nos educan para necesitar políticos profesionales y nos quedamos sentaos en el umbral de la indiferencia, a cambio nos dan este mundo de ratas”. Falta la música, sonidos contundentes, pero la letra ya es bastante significativa. El problema de Soziedad Alkoholika siempre ha sido que son incómodos. Es lo que tiene invitar a la gente a pensar por sí sola y decir lo que se piensa creyendo en la libertad de expresión sin que su ejercicio sea tomado a la ligera. Ni mucho menos. A los gasteiztarras les han vuelto a censurar. Otra vez en Madrid. De nuevo de la mano del PP. Las razones son como para echarse a llorar, no hay más que leerlas. Un grupo con 25 años de trayectoria, que ha cruzado el Atlántico en varias ocasiones, que ha vendido miles de copias de sus discos, que ha traspasado generaciones. Pero son molestos. Estos no son los que llevan el buen nombre de Vitoria por ahí, no responden al prototipo de buen vitoriano de toda la vida, no están dentro de los cánones. Claro, es lo que tiene no querer vivir con la cabeza metida en el culo del régimen de turno. Malos chicos. ¿Qué es eso de que cada uno pueda usar su cerebro?