vitoria se volvió a convertir ayer en capital de la memoria y del olvido. 39 años después de la tragedia del 3 de Marzo que dejó en el barrio obrero de Zaramaga un reguero de sangre y cinco muertos, la memoria de aquellas campanades a morts -que cantara Lluís Llach- sigue muy marcada y viva en el sentimiento íntimo y en el imaginario colectivo de la Vitoria trabajadora. Pero esta efemérides vuelve a ser también, un año más, símbolo del olvido. El olvido en el que pretenden enterrar el 3 de Marzo los poderes fácticos del Estado español tras cuatro décadas de negacionismo, sin admitir responsabilidad alguna en aquellos sucesos, sin mostrarse dispuestos a abrir un expediente y sin realizar un reconocimiento de las víctimas y del daño causado. O del olvido displicente con el que históricamente han mirado el 3 de Marzo determinados sectores acomodados de la derecha vitoriana que vivieron de espaldas a la represión franquista o posfranquista. Estas amnesias han contribuido a levantar un muro en el que se han ido estrellando todos los intentos de abrir una causa en la Justicia española. A lo que se ha sumado la obstrucción del Gobierno de Mariano Rajoy a la instrucción abierta por la jueza argentina María Servini para investigar los crímenes del franquismo, en la que ha citado -en balde- a los exministros Rodolfo Martín Villa y Alfonso Osorio, dos de los protagonistas directos de la represión en Vitoria, junto con el ya fallecido Manuel Fraga. Y no es sólo la negativa del Estado a abrir una investigación judicial o a tener un gesto de reparación al menos simbólica, sino incluso a reconocer a los muertos de Gasteiz como víctimas de la violencia policial y a responder a su derecho a la verdad y a contribuir al esclarecimiento de unos hechos que siguen sumidos en las tinieblas. La casualidad quiso que el Ayuntamiento de Vitoria recibiera precisamente ayer un premio a la transparencia que el alcalde Javier Maroto recogió con orgullo. O que la manifestación que recorrió anoche las calles de la capital alavesa terminara con algunos incidentes aislados, provocados por un reducido grupo de jóvenes radicales en Portal del Rey. La de ayer no era una fecha para altercados que llevan el sello de otros tiempos, sino para la reivindicación contra la desmemoria y, efectivamente, para la transparencia que aporte luz 39 años después.
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