Luis Bárcenas ha salido pletórico de la cárcel. Se diría que le han sentado bien estos diecinueve meses de prisión preventiva. Educado, aunque algo arrogante, engominado y pulcro. No se arrepiente de nada, volvería a repetir punto por punto todos los pasos que ha dado hasta ahora. Y está dispuesto a asumir su parte alícuota de responsabilidad de los errores que haya podido cometer... pero avisa de que los demás también tendrán que hacerlo. Más claro agua. En sus continuas ruedas de prensa concedidas nada más salir del trullo -que nadie se quede sin saber lo que piensa- confirma que había una contabilidad B en el PP y que, desde luego, Rajoy era plenamente consciente de ella. El Partido Popular está pringado hasta las cejas de su presidente y, si no, queréllate si tienes huevos. No ha lugar, al menos de momento. Apenas unos balbuceos de Dolores de Cospedal, un desmentido aún más inconsistente de Floriano y el reiterado mutis por el foro del máximo responsable del gobierno y del partido que lo sustenta. A ver si el ruido se apaga y la gente olvida, que cada vez hay menos paro -en diciembre solo aumentó en 30.000 personas (¡yuhuuu!)- y las cosas van tan bien que hasta Aznar ha tenido que resucitar para recurrir a viejas arengas contra la ETA y los rompespañas catalanes. ¡Qué cruz!