Mientras nos atragantamos en el sprint final navideño con el roscón de Reyes -duda existencial, ¿el debate habitual en mi casa sobre si relleno o no y, en caso afirmativo, si de nata o de crema, es lo normal en la media de hogares?, ¿puede considerarse como un ejercicio del derecho a decidir y, en su caso, estamos en riesgo de ser denunciados por el Estado?-, llevo unos días dándole vueltas a un asunto que suele torturarme por estas fechas. Tenemos un año por delante para solucionar un poco este tema e intentar reparar una justicia histórica. Porque ¿conocen a algún niño que sea de Gaspar? En un nada científico trabajo de campo entre la sección alevín de la cuadrilla, Melchor ha ganado por goleada. He encontrado una encuesta que se marcó la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes que corrobora mi conclusión. Al parecer, Melchor es el favorito para los más pequeños, mientras que los chavales un poco más crecidos prefieren a Baltasar que se proclama vencedor en categoría absoluta. ¿Y Gaspar? ¿Que le ondulen? ¿Es Gaspar el George Harrison de esta banda? Inquietante pregunta que nos conduce a otra aún más aterradora: ¿quién es la Yoko Ono? ¿Qué le pasa al pobre Gaspar? ¿No estamos en un proceso de regeneración de la vida pública? Pues eso, ánimo Gaspar, podemos.