Vamos con la categoría de Medicina. No hay manera de presentar el trabajo premiado con más solemnidad que dejar que hable por sí mismo -la otra opción que se me venía a la mente era el formato José Luis Moreno en Noche de fiesta, pero me resulta irreproducible-. Ahí va: “Tapón nasal con tiras de cerdo curado como tratamiento para las hemorragias nasales incontrolables en un paciente con la enfermedad de Glanzmann”. Bueno, qué, ¿cómo se quedan? ¿No les parece sugerente la idea de detener una hemorragia con la primera loncha de tocineta que pillen en la nevera? Del cerdo, hasta los andares dicen ¿no? Pues toma ya. Desconozco si, por ejemplo, se ha estudiado la conveniencia de determinados cortes y partes del cocho en función de la zona a tratar o si la eficacia del tratamiento varía si hablamos del marrano común o de bellota. Hay todo un mundo por explorar. Que a estas alturas de la película, estoy convencida de que a los autores de esta investigación -colaboración estadounidense e india- se les encendió la bombilla viendo un capítulo de House: ¿será lupus? Bah, ponle cuarto y mitad de jamón york a ver si le baja fiebre, se me ocurre. Porque esa es la gran cuestión: ¿cómo carajo se le ocurre a alguien hacer un estudio cómo este?
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