Esta vez no, pero ya me ha tocado alguna que otra cita con la democracia como presidente de mesa. Otro día se lo cuento, que aquello tuvo lo suyo. Pero me preocupa que todas las encuestas dicen que la abstención estas europeas va a ser de órdago a la grande. No, esto no es una llamada a la participación. Ni mucho menos, pero sí, aunque no voten, a acudir a los colegios electorales que no se ha fumado Javier Maroto. Las razones en cada caso pueden ser diferentes. Por ejemplo, si yo fuera del Casco Viejo, ahora que el alcalde se ha cargado los dos puntos de votación del barrio, quedaría con todo el resto de vecinos a tomar el pintxo del domingo al mediodía dentro de los colegios asignados por el alcalde con el objetivo principal de tocarle un poco los perendengues al primer edil. Ya saben, la aplicación práctica de si no quieres taza... Pero no hay que ser malos, dirá alguno. Bueno, vale. Mi principal preocupación, sobre todo a determinadas horas, es que presidentes y vocales, y tras convivir con los interventores (eso tiene lo suyo), no opten por deprimirse sumidos en el aburrimiento. Así que, oiga, que no quiere votar, me parece estupendo. Pero de una vuelta por el colegio que le toca en un momento dado del 25. Al otro lado de la mesa hay gente como usted, no lo olvide.