andan los partidos políticos cagadicos de miedo ante las encuestas inernas que encargan. Me cuentan que no temen tanto la ascensión a los cielos de algún partido hasta ahora marginal -llámese UPyD, Izquierda Unida o cualquiera de sus variantes- como que la gente les dé definitivamente la espalda quedándose en casa. Pasando de las urnas. Dice el refrán que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio y eso es lo que parece que está calando en la gente con vistas a las próximas convocatorias electorales. Si al progresivo desapego que los partidos políticos están ganándose a pulso por su incapacidad manifiesta para arreglarnos los problemas unimos que lo inmediato son comicios europeos -en mayo del año que viene-, entiendo perfectamente los resultados de sus encuestas internas. Los datos que manejan en estos momentos hablan de una abstención entre el 65% y el 70%, es decir, entre diez y quince puntos más que en las celebradas en 2009. Esa noche ganarán los de siempre, o sea todos, pero si se cumplen estos vaticinios no cabe duda de que la deslegitimación social de los eurodiputados electos será explícitamente brutal. La preocupación de los políticos es creciente porque así me lo ha comentado gente que anda metida en este fregado. Lo malo es que parecen resignados, sin saber muy bien qué hacer para recuperar la confianza del pueblo al que le piden el voto de tanto en vez. Quizá bastaría con recuperar la esencia de su trabajo que no es otra que servir en lugar de servirse. No es tan difícil.
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