hemos podido conocer en los últimos meses la publicación, presentación y difusión de dos importantes y rigurosos informes en relación con la situación histórica de vulneración de los Derechos Humanos que ha sufrido -y sufre- el pueblo saharaui. La ilegal ocupación marroquí y la implantación, por Hassan II y Mohamed VI, de un régimen de control represivo y policial en todo el territorio usurpado a sus legítimos propietarios se aleja del planteamiento teórico defendido por el Gobierno alauí de establecimiento de una autonomía con amplios poderes para las provincias del sur. El Sahara Occidental es para Marruecos territorio del sultanato y fuente de recursos. Sus pretensiones son de ocupación, explotación y sometimiento al margen de la legalidad internacional.

Los trabajos El oasis de la memoria -coordinado por Carlos Martín Beristain y Eloisa González Hidalgo- y Meheris -coordinado también por el primero, junto con Francisco Etxeberria- recogen en dos fases toda una serie de situaciones de vulneración de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental, fruto del análisis de cientos de historias compartidas, testimonios reales y el trabajo de campo de científicos y equipos de investigación.

En la Comisión de Derechos Humanos, Igualdad y Participación Ciudadana del Parlamento Vasco hemos tenido el privilegio de comprobar en sendas comparecencias de los autores de los informes una realidad que no le era desconocida a la Cámara, pero sobre la que ahora tiene una visión más exacta y fehaciente en relación con el sufrimiento del pueblo saharaui a lo largo de estas décadas de ocupación y represión. Entre una gran cantidad de testimonios e informes destaca una labor de investigación y exhumación de dos fosas en las que se encontraban 8 personas asesinadas en 1976 -personas con documentos de identidad españoles- y los testimonios concurrentes. Una prueba irrefutable de la vulneración de los Derechos Humanos de la población saharaui por parte de Marruecos.

La problemática de la desaparición forzada y las violaciones de derechos en el Sahara Occidental constituye una de las partes fundamentales de los trabajos. Los informes están avalados, entre otras, por instituciones tan prestigiosas como la Sociedad de Ciencias Aranzadi o la propia Universidad del País Vasco. Todo ello constituye un nuevo acicate y una nueva referencia para que no nos quedemos callados y quietos. La sociedad española, y la vasca concretamente, deben seguir impulsando y presionando para dos cuestiones fundamentales como el respeto a los derechos humanos en los territorios ocupados por Marruecos y el cumplimiento de la legalidad internacional establecida en las Resoluciones de Naciones Unidas y que se celebre el referéndum de autodeterminación al que tiene derecho el pueblo saharaui.

El Sahara es el conflicto más olvidado de tierra. Está claro que sigue siendo necesario hacer todo lo posible para mantener la llama viva y, por ello, el trabajo de las asociaciones de amigos del pueblo saharaui y también el de instituciones o universidades y centros de estudio es fundamental para seguir dando luz sobre el exilio, desapariciones, torturas, asesinatos o represión a los disidentes bajo la ocupación marroquí.

Todo ello hace que el trabajo de quienes trabajamos por la libertad del pueblo saharaui, desde instituciones y posiciones de influencia, deba seguir concentrándose en una serie de pronunciamientos y actitudes que se presenten como inequívocas pero, sobre todo, que sean perseverantes y permanentes en todos los ámbitos que puedan influir en la definitiva resolución del conflicto. Y el terreno en el que movernos para reclamar que las cosas cambien está en el de instar a actuar a quienes tienen competencias y capacidad para ello, en la exigencia a quien es el causante de la violación de derechos y en reclamar aquí, en casa, que se den los pasos definitivos para ver el final del conflicto.

Los ámbitos de actuación son, por tanto, el científico -para analizar y dar claves históricas y rigurosas a las consecuencias de la ocupación- y el político e institucional para reclamar y exigir que se supere el actual estado de parálisis y olvido en que se encuentra la situación del pueblo saharaui y que se cumpla la legalidad internacional. El del Sahara es el último proceso colonial por concluir en Africa.

La solución justa y definitiva de la ONU pasa por llevar a la práctica el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y dotar a la Minurso (Misión de Naciones Unidas para el Referendum del Sahara Occidental) de más tiempo de trabajo y de la potestad para la salvaguarda de los Derechos Humanos de la población saharaui en el territorio ocupado.

En segundo lugar, hay que exigir al Reino de Marruecos el escrupuloso respeto de los Derechos Humanos en los territorios ocupados, el cese de la represión y la inmediata liberación de los presos políticos y de conciencia saharauis.

Y, finalmente, es necesario solicitar al Gobierno de España y a la Unión Europea que trabajen activamente, con la ONU, en la búsqueda de la solución basándose en el cumplimiento del Derecho Internacional. Y en relación a la sistemática vulneración de derechos en el Sahara Occidental, que hagan efectiva la cláusula de respeto a los Derechos Humanos establecida en el Acuerdo Preferencial con Marruecos.