CUANDO se ha hecho público el Anuario de la SGAE que afirma, a partir de unos demoledores datos, que "la danza está en serio trance de desaparición", nuestro alcalde Javier Maroto presenta unos Presupuestos para la ciudad de Vitoria-Gasteiz que proponen encarecer los cursos de danza del Conservatorio municipal José Uruñuela, en algunos casos hasta en un 525%.
Los datos de la danza que nos aporta la SGAE son demoledores. En 2012 se redujo un 13% el número de espectáculos de danza en España -en Euskadi un 8,7%- y se han dejado de programar un 40% de espectáculos. Ha caído el número de espectadores, la recaudación se ha resentido o los espectáculos programados se han suspendido. El sector de las artes escénicas arrastra una situación difícil en España que se ha agravado con decisiones letales del Gobierno para el sector como el recorte de ayudas y subvenciones, la subida del IVA al 21% que encarece las entradas y el consiguiente alejamiento del público.
Y ahora viene Maroto, quien acaba de cesar a su concejala de Cultura, a levantar el ánimo del sector en Vitoria con unos precios prohibitivos para quienes accedan al conservatorio de danza vitoriano. Unos precios de auténtico ensañamiento que muchas de las familias vitorianas que envían a sus hijos a este centro con gran esfuerzo no podrán pagar y que, por tanto, se darán de baja en el próximo curso académico, poniendo en riesgo así la propia supervivencia del centro. No es exagerado pensar que, en realidad, lo que persigue Maroto es su cierre, ni que la concejala socialista Maite Berrocal haya tildado al alcalde como Atila de la cultura, pues por donde pasa no crece la danza.
Este presupuesto y sus ordenanzas que presenta el PP en Vitoria responde a su filosofía tan extendida de que con la coartada de la crisis acabamos con todo lo que no es competencia municipal. Lo hizo hace dos años con el Consorcio de formación ocupacional Pedro Anitua, lo hace ahora con el Consorcio de la FP de Álava -dejando a los centros de Diocesanas y Jesús Obrero sin la financiación que completaba las aportaciones del Gobierno Vasco y la Obra Social de Caja Vital- y también tiene intención de reducir a su mínima expresión la ayuda a la Uned.
En lugar de buscar un acuerdo con el PNV, su hasta ahora socio presupuestario en el Ayuntamiento y quien tiene la competencia del Gobierno Vasco, vuelve a hacer lo mismo: pone el presupuesto a cero y busca responsables a los que cargar la responsabilidad de encontrar una salida, sin importarle la situación en que quedan las familias y el alumnado.
La cultura en general, el cine, las artes escénicas y la danza en particular pasan por uno de los peores momentos de su historia como consecuencia de la política de los camaradas de Maroto el ministro Wert y el presidente Rajoy. Sus decisiones están siendo letales para el sector.
Más de 800 centros en España y 40 en Euskadi ofrecen las enseñanzas artísticas de danza. Hay una demanda que no es satisfecha de manera regular desde los poderes públicos y quien quiere dedicarse a la danza tiene que emigrar y financiarse sus estudios. En Euskadi, sigue sin haber una oferta pública similar para las artes escénicas a la que cuenta la música, la otra pariente pobre de la cultura y la más cercana a la danza. Es un déficit que se debe abordar desde el Gobierno Vasco; sí, pero en tanto no se aborda mantengamos lo que tenemos, busquemos fórmulas para no perderlo.
La música en Euskadi, aparte de las escuelas municipales y privadas y las academias, cuenta con tres conservatorios -uno por cada territorio- y el centro superior Musikene, cuya sede definitiva -tras proceder a la reconversión del proyecto con criterios de sostenibilidad- se está construyendo en estos momentos en San Sebastián.
Los partidos, a medio plazo, deberían acordar un diseño cercano a las enseñanza musicales para la danza y las artes escénicas en Euskadi. Me constan los esfuerzos del anterior ejecutivo por poner en marcha Eszenika; pero mientras llega ese acuerdo y se garantiza una oferta pública equilibrada en cada territorio, hay que ser especialmente cuidadoso con lo que tenemos. Y lo que tenemos es un Conservatorio municipal de danza en Vitoria, la única oferta pública de todo Euskadi, que no se puede poner en la picota por la irresponsabilidad de un alcalde.
Es cierto que la danza no es materia de competencia municipal; pero, en tanto no se encuentre y se acuerde una propuesta para las artes escénicas y la danza en Euskadi, no se puede aceptar la pretensión del alcalde cerrar José Uruñuela o hacerla inaccesible para quienes no puedan pagar esos precios. Es educación para quien se lo puede pagar o cultura y danza para quien se lo pueda pagar.
La oposición -con 18 votos en total, 6 por cada grupo municipal, frente a los 9 del alcalde del PP- cuenta con la fuerza suficiente para impedirlo. Los tres grupos municipales de la oposición en el Ayuntamiento de Vitoria (PNV, PSE y Bildu) no se lo deberían permitir. Este ensañamiento de Maroto con la danza debería impulsar a los partidos a sentarse y a realizar una propuesta de cómo abordar la oferta de las enseñanzas artísticas en Vitoria-Gasteiz y en todo Euskadi. Pero mientras, Vitoria y Euskadi no se pueden permitir que se aboque al cierre o se ponga en la picota nuestro conservatorio de danza. La crisis no es una razón, sino una excusa y las excusas, al excusado.