natxo González está en la picota. Ni lo ha comunicado el Alavés de forma oficial ni falta que hace. El partido que jugará el Alavés el domingo ante el Sporting en Mendizorroza supone el primer test de resistencia para el técnico vitoriano. Una derrota o un empate supondrán la activación de una cuenta atrás que convertirá en angustiosas finales los partidos posteriores. El ultimátum todavía no ha llegado, pero llegará si el árbitro pita el final del partido y el Alavés sigue sin sumar su primera victoria en Segunda División. Es la ley del fútbol y más en este caso donde la realidad es que Natxo no está demasiado bien visto por el auténtico jefe actual del club, que no es otro que el director técnico Javier Zubillaga, en quien Querejeta ha delegado completamente los asuntos deportivos. Natxo llegó al Alavés tras el fiasco protagonizado la temporada anterior por Luis de la Fuente. Ya había sido contemplado como una opción B entonces y lo cierto es que no ha pasado de ahí, a pesar del ascenso a Segunda. Renovó por petición popular cuando ya prácticamente se había despedido de Vitoria, aunque seguía en entredicho. Poco más tarde le segaron la hierba prescindiendo de su mano derecha, Carles Claramunt, para imponerle a Alberto López como nuevo ayudante, éste sí de la confianza de Zubillaga. Después, eso sí, han llegado los resultados negativos -tres puntos de 15 posibles- que, salvo reacción inmediata, condenarán definitivamente a este entrenador de perfil bajo que además nunca ha jugado al fútbol (Zubillaga dixit).