A los políticos no se les exige superar una oposición para colocarse en unas listas electorales y posteriormente acceder a la representación ciudadana. No se les examina para calibrar su capacitación para ejercer cualquier cargo público. Quien decide formar parte de la gestión política lo hace presumiblemente por vocación de servicio y no se forma específicamente para ello. Pero algunos no saben hacer algo tan sencillo como pulsar un botón o levantar la mano, como ha ocurrido en el Parlamento Vasco. La presidenta Bakartxo Tejería ha tenido que repetir varias votaciones por la falta de compromiso de algunos parlamentarios. Algo que en la empresa privada les hubiera constado algún tipo de sanción e incluso el despido.