Suelen decir que a un Ayuntamiento se le juzga sobre todo por cómo responde ante las nevadas y la verdad es que en Vitoria es ya un clásico que los últimos alcaldes -Alfonso Alonso, Patxi Lazcoz o Javier Maroto- reciban todos los inviernos un alud de críticas por falta de previsión ante los temporales y que los regidores se escuden en que fallaron los pronósticos meteorológicos. Creo sinceramente injustas las críticas que reciben, debidas en parte a que en cuanto nieva los vitorianos salen a la calle ya predispuestos a despotricar contra el Ayuntamiento, pero también me parece torpe que el concejal de turno -en este caso Marian Castellanos- dedique más esfuerzos en echar balones fuera que en afrontar la situación o, sencillamente, reconocer que los servicios de emergencia se vieron desbordados, algo fácilmente entendible porque lleva ocurriendo al menos veinte años.