Las palabras nos maniatan en ocasiones y nos impiden comprender con claridad lo que ocurre. Existen términos ya esclerotizados que repetimos como mantras sin saber muy bien qué significan ya. Democracia es uno de esos términos cuyo significado original ha pasado a mejor vida, porque hoy ese poder es delegado. Si democracia es el poder del pueblo, no puede ser el poder de los representantes del pueblo, que además están adscritos a partidos políticos y la democracia pasa a llamarse partitocracia.

El siguiente paso que se ha dado para enmascarar esta falsa democracia ha consistido en colocarla como alternativa única al totalitarismo. Ante esta disyuntiva, la mayoría de la población ha optado por acogerla con los brazos abiertos y las mentes cerradas.