DICE Ana María Matute que el que no inventa no vive. Disfruté de los inventos de la Matute en Olvidado rey Gudú y me lo pasé pipa. Confieso que hay una cosa de ella, como de otras escritoras, que me anima a echar mano de sus obras: no me venden sus libros como literatura femenina, una moda que hemos soportado estoicamente durante mucho tiempo, como si fuera algo supermoderno, superfeminista y supersuper. Supongo que la cosa tendrá su fundamento publicitario y demás, no lo dudo, pero yo entiendo que eso de la literatura -llámenme loca- es para seres humanos y luego, para gustos -del consumidor- los colores. Por poner. ¿La Celestina es literatura femenina? Como la protagonista es una mujer... ¿O La Regenta? ¿O La Montaña Mágica es sólo para médicos especialistas en el aparato respiratorio? En fin, que la invención, la creación, es vida, no disgregación según sexo, profesión, raza o cualquier otro estúpido sistema clasificatorio. Se lo he repetido últimamente, disfruten del arte.
P.D. Que alguien le diga al señor Guardiola -creo que le toca un poco los pies que se le tutee sin su permiso- que no puede uno ser malo maloso de la noche a la mañana, por mucho "puto amo" que repita en una rueda de prensa; que para ser Darth Vader, antes hay que haber sido un torturado Anakin Skywalker y no un zen Yoda. Como la mujer del césar, no basta con ser malo, también hay que parecerlo.
P.D.2. Confío en que hayan podido sobrellevar la manifa de tocados y variopintas union jacks.