Desde mi condición de docente, ya jubilado, con conocimiento de causa sobre el CEP Ramón Bajo o CEP Gasteiz debo pedir que dejen al centro, padres y madres, profesorado y alumnado, que materialicen sus deseos y sueños y no pongan en tela de juicio sus disposiciones, que en definitiva velan por el buen nombre del centro escolar, sea la que sea su identificación. Con motivo de la transformación del Casco Viejo con las nuevas gentes que poblaban sus calles y viviendas, muchas familias ya no deseaban seguir enviando a sus hijos e hijas a dicho centro porque la gente autóctona no estaba acostumbrada a convivir con esta gente, por lo que optó por trasladarse a vivir a las nuevas extensiones que creían en Vitoria.
El centro quedó reducido y relegado a un pequeño gueto de los nuevos pobladores del Casco Medieval. Luego el colegio apostó por su renovación, su cambio y se planteó el reto de sacarlo adelante con esfuerzo de todos. Lo hizo sin mirar atrás, sorteó dificultades y tuvo que negociar todo esto en una labor callada.
Y ahora, cuando el centro ha cogido fuerza, cuando hace propuestas serias, solicita respuestas y nadie responde. No es de recibo que Ayuntamiento y Gobierno vasco negocien la situación de la Escuela de Idiomas y cuando se habla de mantener o buscar un acomodo adecuado al colegio, se haga mutis por el foro. Paseen por el Casco Antiguo y se darán cuenta de que no hay mejor sitio que el Palacio Ecoriaza-Esquível para poner la guinda educativa en el Casco . Si dejan pasar sin hacer nada y el centro comienza a difuminarse será algo que los vitorianos de pro no lo olvidarán, ya que en sus espacios se han formado muchos y muchas gasteiztarras. Se llame como se llame, será la Escuela del Casco Antiguo.