Pretendo lanzar una reflexión sobre el significado de una ciudad verde y una crítica al doble juego del Ayuntamiento en lo referente a la destrucción del Parque de Arriaga. ¿Qué significa el título de Ciudad Verde? Desde luego que es ostentoso y parece llenar el pecho cuando se pronuncia. Hace referencia a la sostenibilidad de la ciudad, al uso razonable de los recursos y a la calidad ambiental, con el adjetivo verde como alegoría de los espacios verdes, pulmones indispensables en los entornos urbanos. Pues bien, somos muchos habitantes de esta ciudad los que no entendemos que haya que sacrificar un tercio del Parque de Arriaga para construir una estación intermodal. Es una contradicción con la supuesta política verde del Ayuntamiento, que va a cambiar el verde por el negro del asfalto. Ya ha empezado a cambiar el paisaje del parque y han empezado a sacrificar los primeros árboles. El Ayuntamiento está llevando a cabo el proyecto en el más completo oscurantismo y esquivando cualquier tipo de participación popular.
Como biólogo, necesito recordar la diversidad de árboles y pájaros, como biodiversidad más visible, que este parque alberga. Es la más alta con diferencia entre todos los parques urbanos vitorianos. También los microambientes son muy relevantes, ya que generan diferentes nichos que suponen variedad de recursos (sol-sombra, pendientes, grado de humedad, materia orgánica vegetal de distinta procedencia). Gracias a esta diversidad el paseante percibe mucho valor paisajístico en el parque. Es un ecosistema urbano.
La destrucción de un tercio del parque se ve sobre todo reflejada en la desaparición de sus árboles, pero con ellos van los pájaros, el suelo, los recursos, etc. Y quien piense que trasplantar algunos de los árboles afectados a otro sitio es suficiente hace gala de su ignorancia biológica. En este proyecto el Ayuntamiento demuestra una completa falta de asesoramiento verde, aunque presuma de tal calificativo. Mi sugerencia es que se revise el uso que se quiere hacer del parque. Planteo que la estación de autobuses, tan necesaria para la ciudad, tenga otra ubicación y el Parque de Arriaga sea usado como recurso socioeducativo. ¿Acaso sabe la ciudad que en el parque hay conejos o musarañas?, ¿que se avistan garzas, milanos o halcones?, ¿que hay más de 20 tipos de aves anidando?, ¿que está representada prácticamente toda la flora arbórea autóctona? Sería una acción verdaderamente digna de una Ciudad Verde respetar el parque como recurso natural y estructurar su gestión enfocándola hacia la educación y conocimiento ambiental en vez de hacia el hormigón y el cemento. Me gustaría que los concejales bajaran de su limbo a hablar con los barrios y seguramente así harían menos burradas. Están a tiempo. El 20 de febrero tenemos una votación en Lakua-Arriaga esperada por gran parte del vecindario para pronunciarnos sobre la destrucción del parque.
Pablo Tejero Ibarra
Miembro de la comisión vecinal por la consulta popular en Lakua-Arriaga