Decía David Erice en un su Mesa de Redacción de DNA del pasado 20 de enero que la intención de la Sociedad de Autores es lavar nuestra imagen. Nada más lejos de la realidad. Sabemos que la imagen de la entidad está seriamente dañada porque en su deterioro incurren importantísimos y dispares intereses económicos y políticos. Pero nuestro esfuerzo no discurre por esos derroteros. Intentar convencer a quienes confunden alevosamente libertad con gratuidad es un esfuerzo baldío. Lo que verdaderamente nos mueve es poner negro sobre blanco la enorme injusticia que se está cometiendo con los creadores, en nombre de la libertad y el acceso gratuito a la cultura, con la expropiciación de su derecho a ser retribuidos por el trabajo que realizan.
Es por eso que no vamos a perder ni un solo minuto de nuestro tiempo respondiendo a los insultos habituales, pobres y repetitivos, para centrarnos obstinadamente en las acciones que proponemos a corto y medio plazo a la sociedad, recientemente presentadas: la apuesta por la divulgación de nuestro compromiso con la defensa del derecho de autor, la concienciación y la educación; la transparencia; las buenas prácticas; la colaboración con la administración y la justicia; la promoción cultural en todo el mundo iberoamericano... Todo ello en un plan cuatrianual amplio, ambicioso, de reposicionamiento de nuestra actividad, que conduzca a una realidad mejor en el que la cultura se aborde como política de Estado. Y si nos dejan, al margen del insulto y la manipulación.