Un lindo ejemplo de lo que pasa en España en el terreno cultural lo podemos hallar en una de las banderas de excelencia entre nuestras radios, hoy un poco maltrecha, deshilachada y sucia. Se trata de Radio Nacional 2, la emisora que emite música clásica o culta, como dicen los franceses. El país galo tiene, además de una emisora de similares características, otra que emite programas culturales, como la BBC en Inglaterra, exportando su visión del mundo más allá de sus fronteras. Aquí, en cambio, decidieron aniquilar lo poco que hay de cierto nivel cultural y serio. Para lograr ese hermoso fin, les bastó cambiar la dirección con políticas contradictorias, con ganas de llegar a la población más sencilla, como si el pueblo fuese un conjunto de imbéciles.

En vez de Beethoven y Mozart, cancioncillas de guerrilla, de prostíbulo porteño o de lemas políticos de estilos supuestamente populares. Soporíferos programas sobre tales músicas ya solo los dinosaurios escuchan. Lograron echar a los oyentes cultos y no han conseguido atraer a los incultos. Se dotaron de locutores que no saben pronunciar ni siquiera los grandes nombres de la historia de la música, cotorras necias. Es el resultado de las políticas de purga o "limpieza" para eliminar costes en el complejo estatal de Radio Televisión Española. Echaron a los expertos y metieron a otros amiguitos. Los expulsados siguen cobrando íntegro su sueldo pero ahora lo paga la Seguridad Social. Solucionaron el problema político del déficit en radios y televisiones aunque en el fondo lo han aumentado pues han contratado a más gente.