Todos, comenzando por el Gobierno hasta los propios ciudadanos, somos conocedores de que el tabaco es un tóxico que produce envenenamiento tanto al que fuma como al que no fuma. De acuerdo. Ahora se ha decidido que no se puede fumar en lugares cerrados de ocio e incluso en espacios públicos (parques infantiles o en la proximidad de recintos hospitalarios). Al mismo tiempo se ha aumentado la venta de tabaco, del venenoso tabaco, en más establecimientos de los que ya existían. Y se ha subido su precio.
¿Dónde hay que dirigirse para conseguir que no se venda tabaco y, por consiguiente, se prohíba su venta en estancos, máquinas de establecimientos públicos, gasolineras, etcétera? Todo fumador debe denunciar a un Gobierno que permite la venta de un veneno que, como ellos aseguran, mata. El fumador, con la venta de este tóxico, financia su posible o futura enfermedad.
Tengamos todos los lugares fuera de humo. Eso es, acabar con el tabaco y sus efectos nocivos. Mientras eso no se haga, el Gobierno seguirá con una más de sus contradicciones. Te vende tabaco, se lucra de esa venta venenosa. Pero, eso sí, deja que te envenenes dónde él diga.