Creo que Vitoria merece tener un auditorio, palacio de congresos, centro internacional o como queramos llamarle que genere actividad cultural, económica y tráfico de personas en una ciudad que tradicionalmente ha sido muy fría -y no sólo por su climatología- para este tipo de eventos. Deberíamos tener envidia sana de la actividad que se ve en la calle en otras capitales.

Sin embargo, el eterno debate sobre el auditorio, ya desde Alfonso Alonso, se ha centrado en su ubicación, en el proyecto arquitectónico, en si va a ser un icono para la ciudad o no, en la participación de un famoso experto japonés en su acústica o en una maqueta millonaria para exhibir y hacer propaganda.

Pero nunca se abordan dos cuestiones clave para este proyecto: su financiación -si los gobiernos de Zapatero y López pasan olímpicamente, Lazcoz se nos queda, como se nos ha quedado, colgado de la brocha con una inversión astronómica- y, sobre todo, tampoco se habla de qué diablos vamos a hacer en este bonito continente y cómo lo vamos a llenar de contenido.

A pesar de todo, creo que la ciudad debería apostar por este u otro auditorio. Pero, por favor, dígannos para qué va a servir.