HACE unos días el presidente del PP aseguró que lo que le hace falta a este país es adelgazar la administración; el lunes, su delfín en Euskadi le reclamó al lehendakari que lo necesario es apretarse el cinturón. Bien, dado que la derecha insiste en el ahorro y que una de sus lecciones, la privatización de servicios, ha calado entre parte de la supuesta izquierda que nos gobierna, sirvan estas líneas como hoja de ruta para los cerebros de la cosa dineraria. Habría que empezar por descargar del erario público el Departamento de Economía y Hacienda, que se sacaría a subasta entre los bancos y entidades financieras que quisieran pujar por el control de un país (de esa forma, por lo menos pagarían por lo que hoy hacen gratis); después convendría privatizar la Ertzaintza, que gasta un pastón entre uniformes, personal, comisarías y vehículos: una buena cuadrilla de mercenarios sin perfil lingüístico seguro que sale más barata, sobre todo si se busca, no sé, entre las deserciones de los Tigres Tamiles o en lo que quede de Alfaro Vive, ¡Carajo!; tampoco conviene olvidar el enorme desembolso que supone mantener al personal administrativo, así que todos a la calle y se busca una ETT para que organice un proceso de selección reservado a becarios, que salen más baratos y luego se les puede renovar con contratos mierda durante unos cuantos años; y como paso definitivo para hacer caja, habría que decidirse a patrocinar la ropa del lehendakari, como las estrellas del deporte, y vender a una cadena de hoteles con encanto el palacio de los Ajuria. Ahora, a sumar.