El tranvía de Vitoria-Gasteiz ha estado todo el verano con una campaña publicitaria para la reducción del fraude de aquellos pasajeros que no pagan. Folletos y cartelones en las marquesinas lanzan indiscriminadamente un mensaje: ¿Tanto te cuesta? Saca tu billete. En principio me pareció buena idea concienciar a todo el mundo del escandaloso ejercicio de incivismo que suponía el hecho de que uno de cada cuatro usuarios no pagara su viaje. Ahora no estoy tan convencido. Es más, creo que se está ofendiendo a la ciudadanía.

¿Era necesario poner en tela de juicio el cumplimiento del deber de pago de todo el mundo cuando es una minoría la que infringe las normas? ¿Por qué esa publicidad me acusa a mí de poner reparos a la hora de abonar el billete? Yo, que nunca he defraudado, no tendría que soportar semejante infundio.

Imaginemos que uso el mismo tono para atacar a EuskoTran. ¿Tanto les cuesta mantener correctamente el césped que sembraron después de eliminar muchos árboles para tender la vía? ¿Tanto les cuesta mantener limpias las paradas donde se acumula todo tipo de desechos colocando, por ejemplo, las papeleras tan demandadas? ¿Tanto les cuesta que todas las máquinas expendedoras de billetes funcionen correctamente? ¿Tanto les cuesta informar a los usuarios del servicio de las modificaciones horarias y de paradas? ¿Tanto les cuesta adecuar el precio del billete al servicio parcial que han ofrecido en agosto? Seguramente no son preguntas que agraden a esta empresa.

Dicen que si no pago mi billete les perjudico a tod@s. Si EuskoTran no ofrece un servicio en condiciones también salimos tod@s perjudicados. Que ataquen el fraude sin ofender. Que retiren una campaña que lleva colgada demasiado tiempo y es contradictoria con la propia empresa. Nadie puede pedir cuando no ofrece.