Partidos políticos de ideologías muy dispares, organizaciones sociales de todo tipo, el abanico al completo de los medios de comunicación, expertos internacionales,? todos ellos nos repiten con frecuencia la palabra "paz". Sin embargo, los ámbitos social y político son los contextos más expuestos para que un término pueda llegar a distorsionarse e, incluso, representar lo contrario de lo que es. El ejemplo más dramático de este riesgo fatal lo podemos ver en quienes defienden sus ideas asesinando a los demás: ellos, dicen, también anhelan? ¡la paz!
Creo conveniente clarificar conceptos, máxime ante el previsible atracón informativo que nos espera con este tema de aquí a las elecciones de dentro de un año; atracones a veces exentos de criterios orientadores claros. Justicia y reconciliación: el vector suma de ambos configuran la paz. Punto.
La justicia es la primera vía, la medida mínima exigible y en ella deben de perseverar y continuar volcándose autoridades y operadores jurídicos. La reconciliación por su parte supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de reflexión, reconocimiento y rectificación; constituye la verdadera vía maestra para la paz y comenzó a recorrerse el venturoso día en el que quienes sufrieron el dolor más cruel decidieron renunciar al desquite. Nunca seremos del todo capaces de agradecer lo suficiente un regalo tan impagable.
Respetuoso y siempre detrás de todos ellos pongo en común con los lectores los caminos que, al fin que nos ocupa, quedaron abiertos en 2003; caminos aún pendientes recorrer. Lo fueron en Vitoria, San Sebastián, Bilbao, Gernika y posteriores en Zarautz y Durango. Así pues, justicia y reconciliación; en esto se resume el tan complejo problema; en resolver un puzzle de dos piezas.
El Estado español, centralista y separador, confunde el Estado unitario e impone España Una, y a los que lo componen considerados patriotas españoles no les llama radicales. Ahora viene la RAE, definiendo abertzale como patriota vasco radical. Aplicando, pues, una sencilla regla de tres, en lo sucesivo llamaremos a los de PP y PSOE, abertzales españoles.