Durante doce años habéis vivido una bonita y feliz aventura de amor con los diferentes gobiernos de Aznar y Zapatero, que seguramente y así lo deseo terminará en tragedia. Ambos os han colado reformas, contrarreformas, decretos y demás leyes que siempre han supuesto recortes para los trabajadores. El mercado laboral actual es como una feria de ganado y con la próxima e inminente decimonovena reforma, la actual feria de ganado se va a convertir en una subasta de esclavos.

¿De verdad alguien piensa que una vez aprobado el último recorte de derechos laborales, se van a crear cinco millones de empleos? Recordemos, primero se desmontó todo el tejido industrial público, más tarde le tocó el turno a la mayoría de los servicios públicos y ahora pretenden privatizar la sanidad y la educación. Cuando esto ocurra y todo sea privado, la fortuna nos volverá a sonreír de nuevo a los trabajadores, porque ya no serán necesarios los sindicatos; vamos, lo mismo que ocurre con el Corte Inglés.

A veces me pregunto dónde están los buenos sindicalistas y enseguida me respondo, seguramente muy bien pagados, dedicándose a otra cosa, de puro manual capitalista. Se acabaron los congresos, seminarios, charlas, coloquios y viajes turísticos a costa del Estado, ahora toca trabajar, están los tiempos muy jodidos como para continuar de "espectadores de lujo".

El problema, sospecho, es que no tienen ni idea por dónde empezar, acostumbrados como estaban a vivir como Dios, se les ha olvidado por completo el manual de la lucha sindical. Primero parece que van a convocar un paro en el tiempo del bocadillo, luego el sector duro de Comisiones Obreras y UGT plantea valientemente una huelga de un día y ante los aplausos de los asistentes deciden por unanimidad hacer temblar los pilares del capitalismo con la convocatoria de un solo día de huelga, para no generar pérdidas cuantiosas del PIB.

¿Qué hemos hecho los trabajadores para merecernos semejantes sindicalistas y políticos? Creo que también tengo la respuesta: ver la televisión.

Ahí os va una ayudita para encontrar la solución: que esté penado con cárcel, pero de la de verdad y por tanto sea ilegal recibir cantidad alguna de dinero por parte de sindicatos, gobiernos nacionales, comunidades autónomas, gobiernos provinciales, Bruselas, ayuntamientos, concejos, cabildos insulares, diputaciones, mancomunidades, fundaciones y por supuesto de ningún particular; que todos los sindicatos funcionen única y exclusivamente con sus cuotas de afiliados; el que vale continúa y el que no a la subasta de esclavos.

¡Qué diferente sería el escenario!? ¿verdad?

Endika Zabalza