soy una vecina de Lakua, de la Plaza Zumaia, vivo en un primer piso, justo encima de un bar y, créanme, hablo con conocimiento de causa. Supongo que el Ayuntamiento estará al corriente de todas las irregularidades en que está incurriendo dicho establecimiento.

El hecho de insonorizar los locales, sin entrar a discutir su viabilidad económica, no va a solucionar el problema de los ruidos. Es en la calle dónde está el gran problema: las dobles filas de coches, con los consiguientes bocinazos de los que, bien aparcados, quieren salir; el perro atado al árbol mientras el dueño se toma su/s cerveza/s, que no para de ladrar y que en ocasiones los ladridos se asemejan más a aullidos; el cliente que, sin cobertura para el móvil dentro del local, sale afuera a mantener la conversación, de la cual nos enteramos los vecinos al completo; el pintxo-pote de los jueves, que reúne a gran cantidad de gente y que poco a poco se va animando. No me extraña, a 1 euro llegas a casa cenado y bien servido, listo para ir a dormir. Pero mis hijos los jueves no pueden hacer la tarea de la ikastola en su habitación por el ruido que se forma en la calle.

Los clientes con niños que cada fin de semana, sin excepción, se los llevan de bares a horas inauditas para la edad de los chavales y claro, al igual que en el caso de los perros, se quedan afuera, jugando tranquilamente hasta la una o dos de la mañana. Sobre este asunto de los niños en la calle a las mil quinientas de la noche sí que debería de haber aprobada una ordenanza municipal, no sé si algún edil se lo habrá planteado.

Podría seguir con infinidad de situaciones molestas en la calle que provoca el establecimiento para los vecinos, y no quiero ni pensar como se apruebe, que tiene toda la pinta, la prohibición de fumar dentro de los bares, cafeterías y discotecas. A echarse el pitillo afuera, qué remedio.

Como ven, no estoy trasmitiendo una opinión sobre la insonorización, pero sí sobre otra medida adicional que se está barajando en esta nueva ordenanza: la de reducir la distancia entre estos establecimientos. Menuda barbaridad. Muchos bares bien juntitos, como si no hubiese ya suficientes, que hay que fomentar el ocio entre los aburridos vitorianos. Eso sí, perfectamente insonorizados, para no molestar al personal.

Sólo les pido que antes de firmar el nuevo documento reflexionen y que tomen la decisión con sensatez y sentido común, que es lo que la ciudadanía esperamos de nuestros representantes.

Elena Echevarría

Respuesta a "la Pregunta a los lectores"