A la crisis siempre le acompañan malas noticias acompañadas de polémicas. El terremoto de Haití con la falta de coordinación para suministrar alimentos además de la preocupación por el tráfico ilegal de niños. La ubicación del cementerio nuclear español con los presidentes autonómicos y el Gobierno español, del mismo partido, con disparidad de criterios, o los partidarios de la energía nuclear intentando expedientar a un alcalde de su partido por solicitar su albergue. La propuesta de bajada de salarios auspiciada por el Fondo Monetario Internacional y el aumento de la edad de jubilación apoyado por la OCDE con el consiguiente rechazo de las fuerzas sociales. Los medios de comunicación más recalcitrantes, empecinados en remarcar la subida de la delincuencia y achacársela a la crisis o, incluso, a la inmigración o pidiendo la instauración de la cadena perpetua, etcétera.
A nuestros representantes en los designios terrenales les podemos decir que menos samba y más seriedad. No nos lancen más globos sonda, ni amenazas, pues la capacidad de aguante del individuo sufridor de la crisis, supongo, tiene un límite. Trabajen en la sombra, pónganse de acuerdo en lo básico y enséñennos los brotes verdes cuando se vean.
Los sondeos restan popularidad a los principales líderes políticos, incluidos los de la oposición, pero aún así, ni unos otros ni otros modifican sus tácticas. La abstención de las próximas citas electorales puede ser espectacular. Casi como la crisis.