Ustedes esgrimen la doctrina de que todo lo que no pase por el cepillo de su moral es inmoral y doctrinario. Curiosa afirmación cuando viene de elementos como usted, que supongo no hubiera tenido ningún inconveniente de llevar bajo palio, ni lo tuvieron sus antecesores, a cualquier dictadorcillo sanguinario que guardase y perpetuase su doctrina de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres y de corregir, por utilizar un eufemismo, aquel que no comulgara con su ortodoxia inventada por un emperadorillo romano desde su atalaya del imperio vetusto y decadente. Las cunetas y no sólo de la historia están llenas de ellos. Su aversión a la Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos confirma el poco respeto que los que siguen su doctrina tienen por los derechos humanos y menos por una educación respetuosa a todo lo que vertebra una sociedad civil que se está separando y liberando de su yugo y sus flechas. Aunque nos queda bastante camino ya que la presencia de su ideología en las escuelas públicas y concertadas con dinero público se lleva a cabo a pesar de que los acuerdos con su país, el Vaticano, fueron y son preconstitucionales y cogidos a pelo con precipitación y alevosía, también con nocturnidad, fiel reflejo de cómo han actuado a lo largo de la Historia.
Si es doctrina dicha asignatura, según palabras emanadas de su garganta profunda, prefiero adoctrinar en los derechos de las personas y en su diversidad religiosa, cultural, sexual... Prefiero adoctrinar sobre los derechos y deberes de los ciudadanos que no promulgar la doctrina de no respetar la diversidad religiosa como hacen ustedes y perseguir a los que deciden su orientación sexual o quieran disponer de su cuerpo desde la responsabilidad individual. Prefiero educar a mis alumnos en la responsabilidad de sus acciones y que sepan elegir y decidir en una realidad múltiple y diversa que no educarlos en la irresponsabilidad de la culpa y la redención en una realidad monolítica y enjaulada. Prefiero los librepensadores como Giordano Bruno, Copérnico, Galileo o Marx que al anatema, la Inquisición o los dictadores. Flaco favor les hace a todos los misioneros que, más allá de su doctrina, hacen evidente la lucha de clases que pervive en este matrix bursátil cuya música suena a letanía rouconiana.
Ustedes esgrimen la doctrina de que todo lo que no pase por el cepillo de su moral es inmoral y doctrinario. Curiosa afirmación cuando viene de elementos como usted, que supongo no hubiera tenido ningún inconveniente de llevar bajo palio, ni lo tuvieron sus antecesores, a cualquier dictadorcillo sanguinario que guardase y perpetuase su doctrina de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres y de corregir, por utilizar un eufemismo, aquel que no comulgara con su ortodoxia inventada por un emperadorillo romano desde su atalaya del imperio vetusto y decadente. Las cunetas y no sólo de la historia están llenas de ellos. Su aversión a la Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos confirma el poco respeto que los que siguen su doctrina tienen por los derechos humanos y menos por una educación respetuosa a todo lo que vertebra una sociedad civil que se está separando y liberando de su yugo y sus flechas. Aunque nos queda bastante camino ya que la presencia de su ideología en las escuelas públicas y concertadas con dinero público se lleva a cabo a pesar de que los acuerdos con su país, el Vaticano, fueron y son preconstitucionales y cogidos a pelo con precipitación y alevosía, también con nocturnidad, fiel reflejo de cómo han actuado a lo largo de la Historia.