Querido director: imagine que es usted pescador en un país a cuyas costas llegaron en 2005 toneles de vertidos tóxicos nucleares, y los efectos radioactivos causaron la muerte a 300 de sus vecinos, así como malformaciones en sus hijos y diversas enfermedades. Imagine que dichos vertidos tóxicos estén siendo realizados en aguas cercanas a sus costas, dado que no disponen recursos para vigilarlas, mientras la comunidad internacional mantiene un silencio cómplice al respecto.
Suponga que un país llamado España (sexto exportador mundial de armas, y primer exportador mundial de municiones al continente donde usted vive) hubiera vendido entre 1987 y 1989 vehículos militares al dictador que gobernaba su país con créditos FAD, contrayendo ustedes una deuda externa ilegítima, de casi 20 millones de euros.
Imagine que en los años recientes una flota internacional de 800 barcos pesqueros desarrollase Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada, faenando furtivamente en sus aguas y obteniendo beneficios en mariscos y peces por valor de 450 millones de dólares anuales, todo ello sin pagarle absolutamente nada a usted o a su país.
Ahora, olvídese de la ficción: usted es pescador en Somalia y todo lo anterior es real. Su país está arrasado por las guerras, la violencia es permanente por la falta de un gobierno estable, la esperanza de vida es de 47 años, uno de cada cuatro niños muere antes de cumplir los cinco años, y dos de cada tres personas no tienen acceso al agua potable. Ninguna medida se va a tomar para protegerles de los vertidos tóxicos nucleares o de la pesca indiscriminada. ¿Va a permanecer impasible, sin medios con los que ganarse el sustento, remando entre basura nuclear, observando cómo le arrebatan sus peces para degustarlos en restaurantes de Londres, Madrid o Roma?
Conclusión: siempre rechazando todo tipo de violencia, podemos también estudiar si estamos contribuyendo activa o pasivamente a sus causas. Ignorar el origen de este problema es no querer solucionarlo. Por ello, exigimos al Gobierno español un plan con medidas concretas para atajar la desesperación e injusticias causadas en Somalia, reconocer públicamente su existencia y el daño causado, así como la eliminación de las mafias armadas. Exigimos también la depuración de responsabilidades en las empresas de armadores que ponen en riesgo la vida de sus marineros.
Antonio Sieira
"porunmundomasjusto.com"