Rica, famosa de cuna e incombustible en su activismo por la ecología, el feminismo o el fin de los conflictos armados, la vida de Jane Fonda siempre fue un camino de búsqueda de un espacio que no tuviera relación con lo que se esperaba de ella, ni en su etapa profesional, ni a lo largo de sus tres matrimonios. 

Con un sinfín de premios cinematográficos, hija, hermana y tía de actores y actrices, su vida estaba predestinada a las cámaras tras una infancia envuelta en lujos y niñeras, marcada por el suicidio de su madre, la socialité canadiense Frances Ford Seymour tras conocer que su padre, el afamado actor Henry Fonda, quería el divorcio. Según confesó la propia Jane años después, la dependencia emocional de su madre fue el resultado de una infancia terrible y sus enfermedades mentales. La culpa acompañó a la actriz durante años: “No es que no pudiera quererme, tenía problemas. Cuando entiendes eso, sientes empatía y puedes perdonar”, señaló respecto al episodio más traumático de su vida siendo una niña con apenas 12 años.

Jane Fonda en Washington durante un acto de protesta en 2007 por la invasión de Irak. EFE

“Crecí a la sombra de un monumento nacional”, dijo para referirse a su padre, la respetada estrella de Hollywood que escondía un marido infiel y un padre ausente con verdaderas dificultades para expresar sentimientos por sus hijos y que marcaron a Jane para siempre con su colección de maridos y amantes buscando la aceptación y el amor que no halló de niña en su familia. Cayó en la bulimia sin que su propio entorno lo detectara durante años, y en su paso por la universidad, comenzó sus pinitos como actriz siguiendo la estela del patriarca de los Fonda, que le facilitó pequeños papeles que no llenaban sus expectativas.

En su viaje a París conoció a Roger Vadim y se casaron en 1962, la dirigió en Barbarella vestida de Paco Rabanne, uno de sus papeles más míticos y que la convirtió en el icono de toda una generación y un sex symbol. Llegaba la fama y un matrimonio de cine que en el fondo escondía a una Jane manipulada por Vadim, alguien “cruel y misógino”, según la actriz, víctima de sus ménage à trois, con Jane buscando los ingredientes del sexo en grupo. Era un mito erótico del celuloide pero solo deseaba ser aceptada en su papel de esposa complaciente y moderna en plena revolución sexual.

DIVORCIO Y ACTIVISMO

El final de la pareja llegó con el arranque del abanico de causas que la han acompañado durante su vida. Volvió a Estados Unidos para utilizar su fama y convertirse en una activista antibélica que recorría el país en una gira teatral de protesta por la actuación exterior en Camboya y Vietnam. El FBI la puso en su punto de mira situándola al nivel de un agente subversivo. Espiada y detenida por tráfico de drogas en el aeropuerto de Cleveland al llevar en la maleta pastillas que resultaron ser vitaminas, su gira contra la guerra hizo pronunciarse hasta al propio presidente Nixon: “¿Cuál es el problema de Jane Fonda? Es una buena actriz, pero está completamente descarriada”. Pero Jane no estaba dispuesta a ser la “buena chica” que todos habían elegido como el papel de su vida. Fue una de las primeras actrices en declararse feminista con el movimiento en su segunda ola y con el activismo como bandera. Seguía descubriendo a la Jane que quería ser. 

La polémica foto en Vietnam que le valió el apodo de 'Hanoi Jane'.

La polémica foto en Vietnam que le valió el apodo de 'Hanoi Jane'. Cedida

Su faceta protestona no pasó factura sin embargo a su carrera y en 1972 ganó el Oscar por Klute donde interpretaba a una prostituta tras lo aprendido en sus tríos con Vadim. El mundo conocía una nueva Jane Fonda, comprometida, contestataria y rebelde. Casada con su segundo marido, Tom Hayden, activista social y político, viviría fuera de los focos y visitaría Vietnam entrevistándose no solo con soldados, sino con protagonistas de la guerra del otro bando. Fue apodada Hanoi Jane tras posar en 1972 en un tanque norvietnamita en plena guerra. Su polémica imagen sonriendo con el enemigo le valió las acusaciones de antipatriota y traidora. La revolucionaria Jane pidió perdón volviendo a las directrices que otros marcaban junto a una carrera que ahora empezaba a resentirse de tanto escándalo y que la alejaron del foco público.

LA DIOSA DEL FITNESS

Tuvo su segundo hijo y participó en actividades sociales y por los derechos civiles. Pero pronto volvió a trabajar y esta vez como productora, volvía al cine pero para hacerlo a su manera, dejando su impronta en varios guiones. El papel de activista continuaba ahora detrás de las cámaras hasta que llegó el entretenimiento en mallas y calentadores. Fue su época más popular. La de las atléticas rutinas de sus vídeos que aumentaron la venta de aparatos reproductores. Jane Fonda’s Workout la convirtió en 1982 en maestra del fitness y del bienestar deportivo en el salón de las casas. Tenía 45 años. 

Cuando Jane Fonda y Ted Turner se casaron en 1991, era la tercera ocasión en que ambos contraían matrimonio pero el millonario productor dejó claro que no deseaba una mujer rutilante y Jane volvió a la casilla de esposa perfecta. Bajo esas bases, el fin del matrimonio era solo una cuestión de tiempo. Diez años hasta un divorcio en el que Jane, con 62 cumplidos, encarnó la figura de la mujer madura, rompedora y libre. “Sabía que no era yo misma. Me moriría casada y rica, pero sin estar completa”. Volvió al cine y de nuevo lo hizo con éxito siguiendo la estela de la Fonda más indócil y encadenando una nueva pareja, el productor musical Richard Perry. Tras superar un cáncer de mama, el pasado diciembre anunció que comenzaba sus sesiones de quimioterapia por el linfoma de Hodgkin y que en las últimas semanas, según anunció, comienza a remitir. Ha estrenado 80 for Brady junto a otras enormes actrices como Sally Field, Rita Moreno o Lily Tomlin con quien protagonizó la serie Grace y Frankie y donde volvió a su activismo incombustible en los guiones y otra vez fuera de ellos, organizando eventos benéficos a favor de jóvenes en riesgo de exclusión social. 

Una vida entera, todas la janes en una, y cuya verdadera causa siempre fue ella misma hasta mostrar en 2023 la espectacularidad y firmeza de una octogenaria que lo ha vivido todo mientras sentencia: “La edad es sólo una cuestión mental. Yo era más vieja con 20 años”. 

Personal

Nombre: Jane Seymour Fonda.

Nacimiento: 21 de diciembre de 1937 (Nueva York).

Familia: Hija de Henry Fonda y Frances Ford Seymour (descendiente de la tercera esposa de Enrique VIII). Es hermana del también actor Peter Fonda, fallecido en 2019, y tía de Bridget Fonda. Tiene tres hijos: Vanessa, nacida de su matrimonio con Roger Vadim y Troy y Mary Williams, cuyos padres eran del partido Panteras Negras y que adoptó junto a Tom Hayden. Tiene dos nietos que han sido arrestados con ella durante protestas a favor del medio ambiente, entre otras causas.

Trayectoria: En su haber tiene medio centenar de películas, desde éxitos comerciales como Barbarella y Cat Ballou, hasta Klute, que le valió un Oscar a la mejor interpretación, Julia, El regreso (su segunda estatuilla), Danzad, danzad, malditos, El síndrome de China, La jauría humana, Cómo eliminar a su jefe, o En el estanque dorado, tras comprar los derechos de la película y compartiendo elenco con su padre, que se llevó el Óscar y moriría meses después. Ha ganado dos premios Óscar (de siete nominaciones), cuatro Globos de Oro, dos premios BAFTA, un Emmy y un León de Oro.