Tras doce años alejado de los escenarios de teatro, Javier Cámara regresó la pasada temporada con la obra Los farsantes. Según reconoce, ha sido una experiencia brutal, y tras triunfar en Madrid salió de gira y siguió cosechando éxitos hasta el último día de función, a finales de enero. Como dice, le gusta disfrutar de cada personaje, evolucionar con ellos y sobre todo aprender. “El aprendizaje constante es lo más bonito de nuestra profesión”, asegura.

PERSONAL

Lugar y fecha de nacimiento: 19 de enero de 1967, Albelda de Iregua (La Rioja).

Trayectoria: Se formó en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, y debutó en 1991 interpretando en teatro El caballero de Olmedo. En televisión ha participado en ¡Ay, señor, señor!, Siete vidas y Vota Juan, entre muchas otras, y a nivel internacional hay que destacar su trabajo en The New Pope, a las órdenes de Paolo Sorrentino, y Narcos. En su curriculum cinematográfico hay títulos como Torrente: el brazo tonto de la ley, Lucía y el sexo, Hable con ella, La mala educación, Los amantes pasajeros, Una pistola en cada mano, Vivir es fácil con los ojos cerrados (Goya a Mejor Actor), La vida inesperada y Truman (Goya a Mejor Actor y Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián). 

Reconocimientos: En 2022 fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Actualidad: Acaba de girar por los principales teatros con la obra Los farsantes y tiene pendiente de estreno una nueva temporada de Rapa.

Entre otros proyectos, acaba de terminar la gira teatral de Los farsantes. Habían pasado doce años desde que subiera al teatro por última vez con Realidad. ¿Cómo fue ese regreso?

Muy gratificante y satisfactorio. No puedo negar que me arrepiento de que haya pasado tanto tiempo sin haber hecho teatro, pero también es cierto que necesito tiempo para elegir bien un proyecto y que tenía otros papeles que me iban ofreciendo y que no podía decir que no. Me gusta hacer los proyectos de uno en uno y elegirlos bien.

¿Cómo ha sido la sensación de volver a sentir al público en directo? ¿Nervios?

En eses sentido no ha sido muy complicado, no es algo que me ponga nervioso. Lo que más me apetecía era recuperar ese proceso personal de encontrarme de nuevo con los compañeros, con los actores, con el tempo de volver a ensayar y ver si uno está entrenado o no... Ver si está todo en orden.

Javier Camara regresó hace unos meses al teatro, un medio que, según afirma, echaba de menos. Efe

En alusión al título de la obra, Los farsantes, ¿qué tiene de farsante usted y sus compañeros de reparto?

En la antigua Grecia los farsantes eran los que interpretaban, los que hacían farsa, era una forma de llamar a los actores. Todos somos farsantes y yo estoy muy orgulloso de pertenecer a esta profesión. Pero contestando a tu pregunta, creo que el mundo tiene mucho de farsante, todos somos farsantes, todos tenemos una máscara que nos colocamos de vez en cuando y vamos caminando por la vida con ella, de vez en cuando nos la quitamos, luego nos la volvemos a poner... Nos gusta jugar a eso, creo yo.

Esta obra invita al público a hacerse preguntas sobre sus sueños, sobre los que se cumplen y los que no, ¿es importante hacer esta reflexión a lo largo de la vida?

Más que nada, lo que ocurre es que si no te haces estas preguntas tú mismo, la vida te va a poner frente a ellas. La vida te va a hacer preguntas sobre si has cumplido tus sueños, si has asimilado tus derrotas, si las has aceptado, si los fracasos han sido suficientemente aleccionadores para que tengas de vez en cuando algún éxito... Para mí, simplemente asumir algún fracaso ya es un éxito. Lo importante es intentarlo, no frustrar a los demás, no pasar la pelota a tus hijos o tus amigos de que no se pueden hacer algunas cosas en la vida... Hay que intentarlo.

"Esta profesión me ha traído cosas bonitas y solo pido seguir creciendo”

¿Y el éxito?

Hay que saber que cada éxito que logras también conlleva algún fracaso, que son las renuncias que te suponen hacer una cosa frente a otra. Ese tipo de conflictos que se generan a la hora de aceptar o no unas decisiones u otras es la vida en sí. Por eso digo que si no te haces preguntas, la propia vida te las hará. 

En su caso, ¿puede decir que ha conseguido todo aquello con lo que soñaba cuando arrancó en esta profesión?

Yo nunca había soñado tanto. Vivía en un pueblo pequeño y no me permitía soñar tan alto. No me había hecho ninguna de esas promesas ni soñaba con esas aventuras tan absolutamente importantes como las que cuentan en las revistas cuando hablan de mí y supuestamente he vivido. En cuando a los éxitos y fracasos nadie me había hablado de ello ni me habían contado que iba a ser así, ojalá lo hubieran hecho, aunque también es verdad que hubiera dejado de ser una sorpresa maravillosa... Lo cierto es que no me interesa saber el futuro, prefiero vivir el día a día y solo puedo decir que esta profesión me ha traído cosas bonitas y solo pido seguir creciendo y aprendiendo.

La parte más complicada quizá es gestionar esa incertidumbre e inconstancia que tanto caracteriza a su profesión, ¿qué tal la ha llevado?

Ahora mismo todos cambiamos de trabajo más a menudo, pero antes quizá sí que era una profesión más inconstante. Los actores hacíamos cuarenta cosas, cambiábamos de trabajo cada dos minutos, hacíamos dos sesiones aquí, una allá, un año de contrato, luego te quedabas en el paro un montón de tiempo... Los principios son muy angustiosos y las familias siempre te pedían tener una opción B. Pero eso también tiene su lado interesante y es que los actores tenemos una gran capacidad de adaptación, somos capaces de coger una maleta, cambiar de ciudad y adaptarnos. Estamos más amoldados a los cambios, tenemos más desapego con ciertas cosas... Y conforme pasa el tiempo descubres que lo que al principio puede parecer un problema luego corre a tu favor.

Diez personajes imprescindibles

7 Vidas. Es Paco Gimeno, el personaje que más gloria le ha dado en televisión.

Hable con ella. Benigno es un joven enfermero que cuida en el hospital de Alicia, una bailarina en coma.

Una pistola en cada mano. Película coral en la que ocho hombres alrededor de los 40 sufren una crisis de identidad. Cámara es S, un hombre que intenta volver con su mujer dos años después de su ruptura.

La vida inesperada. Es Juanito, un actor que ha viajado a Nueva York en busca del éxito.

Los girasoles ciegos. Ricardo Mazo es un hombre que vive escondido y amenazado por una despiadada persecución ideológica.

Vivir es fácil con los ojos cerrados. Antonio es un profesor de inglés fanático de Los Beatles que decide dejarlo todo por conocerlos y emprende un viaje a Almería.

Narcos. Serie en la que da vida a Guillermo Pallomari, el contable del capo Miguel Rodríguez.

The Young Pope. Bajo la dirección de Paolo Sorrentino, Cámara encarna a monseñor Gutiérrez.

Truman. Da vida a Tomás, quien regresa desde Canadá para visitar a su amigo Julián y tratar de ayudarle en su complicada situación personal. 

Rapa. Tomás es un profesor frustrado que, junto Maite, una sargento de la Guardia civil, tratarán de resolver un asesinato.

Si viajamos a sus comienzos, dejó La Rioja para ir a Madrid en busca de sus sueños. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

La recuerdo con mucha ternura, pero han pasado más de 30 años... Yo tenía 18 o 19 años y ahora tengo 55. Sí es cierto que tengo mucho contacto con gente que ahora está haciendo el mismo recorrido, gente de mi pueblo, gente que me llama... y por eso está muy vivo en mí el recuerdo de incertidumbre, de los sueños, de lo que se podrá o no se podrá hacer... Yo lo que intento es no quitar a nadie la posibilidad de soñar. En mi caso, para un niño de un pueblo muy pequeño de La Rioja, ser actor de teatro ya era complicado y no digamos ser una estrella y salir en películas, parecía algo imposible.

Mientras se formaba como actor en Madrid trabajó como camarero y acomodador de cine, ¿con qué se queda de aquella etapa?

Con todo lo que aprendí, todo forma parte de mí. Soy quien soy por los pasos que he dado, los fracasos, aciertos, los esfuerzos, las ayudas que he recibido... todo.

Recogiendo el Goya por 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'. Archivo

Por curiosidad, cuando trabajaba de acomodador en un cine, ¿se imaginaba con verse algún día en la gran pantalla?

No, no soñaba con pantallas. Ni con cine ni con televisión. Entonces soñaba con ser otro tipo de actor, yo quería hacer teatro y pertenecer a una compañía como las que venían al Festival de Otoño de Logroño. Recuerdo que venían unas compañías catalanas maravillosas como Dagoll Dagom, Tricicle, Els Joglars... Yo quería ser como ellos, eran personas muy formadas, físicamente muy fuertes, que cantaban, bailaban... 

Su carrera está llena de reconocimientos. Terminó 2022 con el premio Ondas 2022 por su personaje Juan Carrasco en Vamos Juan, Vota Juan y Venga Juan. ¿Por qué ha calado tanto este personaje?

Es una trilogía que nos ha quedado muy bonita, estamos muy orgullosos de Juan Carrasco y ha tenido un recibimiento por parte de la crítica maravilloso, que nos ha hecho alcanzar a un público cada vez mayor. Al principio nuestra ventana era pequeña, era TNT, pero después nos compró HBO y fuimos creciendo. Estamos muy, muy contentos. Es una etapa que ya ha acabado, pero ha tenido un recorrido en el que hemos tenido mucha libertad creativa. Ha sido muy gratificante y el premio nos anima a todo el equipo para seguir haciendo nuevos proyectos.

Repasando su trayectoria hay otros grandes papeles que han marcado su trayectoria, por ejemplo en Ay señor, señor o en 7 vidas. ¿La gente todavía se acuerda de ellos?

No, no, la gente tiene más perspectiva y yo soy más poliédrico en ese sentido, ya no soy el curita o el hijo de Sole. Ha pasado muchísimo tiempo... Sí que aquellos personajes me dieron mucha popularidad y me acercaron al público. La fama que te da la televisión es diferente, la gente se para a hablar contigo y tiene un concepto bonito de ti, aunque a veces es demasiado cercana e incluso dejas de tener vida propia, pero es gratificante al fin y al cabo.

Después llegó el reconocimiento cinematográfico con su primer Goya por Vivir es fácil con los ojos cerrados, ¿qué supuso aquel premio?  

Supuso algo precioso porque habían pasado como siete u ocho nominaciones y sabías que estabas ahí... 

¿Ya tocaba?

En verdad los Goya no te los mereces porque los merece mucha gente. Más bien te los dan ese año porque unos señores han votado un poquito más que otros, ¿no? Pero fue muy grafiticante y también fue un alivio, recuerdo que pensé, Ay, que bien, un Goya, un premio tan bonito... Es como una consecuencia de que tu gremio te acepta.

"Los actores tenemos una gran capacidad de adaptación”

Y recordando otros grandes papeles no podemos dejar de preguntarle por Sorrentino, que le convirtió en cardenal en The new Pope. ¿Cómo surgió este trabajo con el que sorprendió a tantos?

Conocí a Paolo Sorrentino hace varios años en los premios de un festival, después le contacté porque tenía su email y me ofreció unos textos para hacer unas pruebas. Me preguntó si estaba dispuesto a hacerlas y las hice. Así surgió, y para mí fue la felicidad total. Fue un trabajo maravilloso y nos hemos convertido en grandes amigos.

¿Una experiencia además muy enriquecedora trabajar en otro país, otro idiomas..?

Muchísimo. Supuso trabajar en latín, en inglés, en un ambiente italiano, napolitano, vivir en otro país... Te permite muchas cosas, como reinventarte a ti mismo, volver a empezar de cero en otro lugar... Como decía antes, los actores cogemos unas maletas y nos vamos a cualquier sitio, nos reubicamos rápidamente en otros lugares. Y en este caso, crear un personaje en el Vaticano, rodeado de actores de otras nacionalidades siempre facilita las cosas.

Si miramos al futuro, ¿qué proyectos tiene para este nuevo año?

Queda estrenar la segunda temporada de Rapa, que justo terminamos de rodar hace unos meses. De cara a la segunda parte del año tengo algunos proyectos muy bonitos, pero todavía no se pueden desvelar. 

¿Qué le ha pedido a este 2023?

Salud y paz, lo que todo el mundo pediría. No pido nada particular para mí, me está yendo muy bien, la familia está bien, mi madre está con una salud y una cabeza preciosa, mis hermanas también, mis amigos... También pido empatía, que las personas se ponga en el lugar del otro, en la piel de las mujeres asesinadas, en la de los asesinados en Irán, en la gente de Ucrania... Hay que empatizar, no pelear y verbalizar los conflictos.