De su trayectoria destacan sus canciones, sus poemas, y ahora también sus historias. El pasado año dejó para el recuerdo su paso por un festival televisado como fue el Benidorm Fest, en el que se quedó a las puertas de representar al Estado en Eurovisión con su pegadiza Calle de la llorería, que puso a bailar a todo aquel que la oía. Y es que él mismo reconoce que se lo pasó “genial” participando en este evento, y que cree en el festival “como un escaparate de la buena música que se hace en España”. Ahora, ha descubierto también en la novela a su gran amor, a esa compañera de viaje que le llevará a descubrir todos los rincones escondidos de su mente.

¿Recuerda el primer libro en el que se sumergió? 

Las aventuras de Rufo y Trufo. Hablaba de un gato que era Rufo, y venía otro que era Trufo. Rufo era pardo, Trufo blanco y negro, y habla de cómo tienen que aprender a lidiar, sobre todo tiene que ver mucho con la metáfora de cuando un niño o una niña recibe a su hermano pequeño en casa, y cómo tienen que lidiar con esto.

¿Y la primera canción que escuchó? 

Creo que llegó muchísimo después. Creo que fue Crawling, de Linkin Park. Pero muchísimo después, ya con la cultura de MTV de ver el videoclip. 

Esa pasión por el arte en todas sus vertientes, ¿de dónde nace? ¿De esos libros leídos y de esas canciones escuchadas? 

Creo que fue de la necesidad de crear mi propio mundo, de crear un lugar donde estar seguro. Los psicoanalistas lo llaman la teta mala, que en el momento en el que te destetas hay gente que termina en las drogas, el juego, etc. A mí me dio por crear. 

Parece un destino mejor. 

(Risas). Si me preguntas a mí sí.

¿Y dar el salto de la música a la literatura cómo ha sido? Porque también viene de la poesía, así que parece un proceso natural, ¿no?

Ahora que estoy revisando los poemarios, los cuatro, creo que ya me iba empujando a ello. Cada vez había más de novela. Es curioso, porque en esta novela también hay mucho de poesía. 

Y mucha música también. 

Sí. Pero bueno, es lo que dices. Era un salto muy natural. Ni siquiera era salto. Era como...

¿Como abrir una puerta más?

Sí. Atreverme a abrir la puerta.

¿Y qué le ha hecho dar ese paso, de querer abrir ahora esa puerta? 

Fue con la anterior editorial, que me propusieron hacer una novela, y yo dije que solo la haría si había una historia grande que contar. En el momento en que me vino la historia me embarqué. Y es curioso, porque ha sido cuando he descubierto por primera vez una vocación por algo, cosa que con la música no había pasado, ni con la poesía. Entonces, es raro con 36 años descubrir una vocación. 

Al final, nunca es tarde.

No, y hay gente que se muere sin saber cuál es su vocación.

Ahora llega a las librerías con El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, y tiene también una canción del mismo nombre. ¿Qué fue primero?

Empecé la novela, hice los primeros dos capítulos, y quise hacer una canción de banda sonora. Me gustó tanto la canción que dejé aparcada la novela, y ahora la he terminado. Pero la novela fue antes.

¿Y de dónde nació la inspiración para querer contar esta historia de amor?

Pues lo menos importante es la historia de amor, porque refleja el encanto desencantado de una sociedad líquida, donde lo importante es Madrid, el Madrid de 2019. Como figurante está esta pareja.

Si se hubiera ambientado un año más tarde, el retrato sería probablemente diferente, ¿verdad?

Esto lo hablo bastante con mi pareja, porque ya estoy con la siguiente novela y la he emplazado a finales de 2022. Creo que no soy capaz de escribir de la pandemia, creo que lo evito. Y también porque es ausencia de movimiento, y creo que el arte bebe mucho del movimiento.

Háblenos de los personajes, de Ciro, Nico y Sáhara.

Ciro es un chico nacido en el seno de una familia rica, que no quiere seguir los pasos de su padre. Quiere tomarse un año sabático para demostrarse que es diferente. Y en esa huida hacia delante está Nicolás, un rider argentino que le intenta esquivar, no puede y cae al suelo. Ciro, con ese complejo de salvador, decide suplantar su identidad hasta que se recupere. Y Sáhara vive en una cárcel de flores, en el seno de una familia humilde.

¿Le gustaría que esta novela llegara a la pantalla? Porque cuesta imaginarse una posible adaptación sin los protagonistas del videoclip, Mina El Hammani y Bernabé Fernández.

Me encantaría. De hecho, ahora en breve voy a grabar una escena del libro con ellos y lo vamos a recrear porque es una cosa que no me quiero morir sin verlo materializado. Lo que sí que me gustaría es, que en caso de que se pueda materializar, contar con ellos, porque no me imagino a otras personas haciendo de ellos.