La ofensiva ucraniana en Kursk entra en su cuarta semana y sus tropas siguen avanzando, mientras que muchos ucranianos esperan que los beneficios de la operación superen los riesgos y Moscú sigue progresando de forma lenta pero firme hacia Pokrovsk.

Casi 1.300 kilómetros cuadrados y un centenar de localidades se encuentran en estos momentos bajo control ucraniano en Kursk, anunció el comandante en jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski.

“La operación ha sido extremadamente arriesgada, pero el riesgo ha estado justificado por el momento”, dijo a EFE el experto en seguridad Oleksí Mélnik, del centro de estudios Razumkov de Kiev. Ha demostrado una vez más a la comunidad internacional y a los aliados clave de Ucrania que las “líneas rojas” de Moscú pueden ser dejadas de lado sin problemas, destacó.

De esta manera, allana el camino a que los aliados de Ucrania abandonen los límites autoimpuestos sobre la dimensión del apoyo militar al país invadido, así como sobre el uso de sus armas contra objetivos en territorio ruso, cree el experto.

Kiev también subrayó que su ataque ha desbaratado los planes de Moscú de intensificar su ofensiva contra región nororiental de Járkov y de atacar otras regiones fronterizas ucranianas. Si las fuerzas rusas en Kursk estaban preparando una incursión en Ucrania, era completamente lógico lanzar allí un ataque preventivo, señaló Mélnik.

La operación ucraniana también ha obligado a Rusia a aprobar un reciente canje de prisioneros de guerra, dijo Oleksandr Kovalenko, del grupo Resistencia Informativa. Casi 600 soldados rusos han sido capturados en las tres semanas de la operación, según el Ejército ucraniano.

Resistencia rusa

Lo que ocurra a continuación dependerá de múltiples factores, entre ellos la prioridad que tenga Kursk para el presidente ruso, Vladímir Putin, apuntó Mélnik.

El ralentizamiento de los avances ucranianos tras los rápidos progresos de los primeros días era de esperar, subrayó, ya que la resistencia rusa también se ha incrementado tras la sorpresa inicial. Unos 30.000 efectivos rusos se encuentran ahora en la zona, según Sirski, mientras que las fuerzas de Ucrania podrían cifrarse en unas 10.000 tropas.

El río Seim proporciona una ventaja defensiva importante a la parte ucraniana. Ucrania ya ha destruido buena parte de la trama logística rusa al norte del río y podría infligir pérdidas significativas a las fuerzas rusas, en particular si Putin decide finalmente transferir más tropas allí. En caso de ser necesario, Ucrania también podría replegar sus propias fuerzas con relativa facilidad.

Mélnik subrayó también que es posible que la operación solo sea una pieza de los planes de Ucrania en el campo de batalla y pueda servir como distracción para abrir la posibilidad de otro ataque en otro punto. Así, algunos blogueros militares rusos informaron de intentos ucranianos de atravesar la frontera en la vecina región de Bélgorod.

Hasta ahora la operación no ha conseguido atraer fuerzas rusas desde la zona de Pokrovsk, en la región de Donetsk, donde se han concentrado los avances rusos más recientes. “Putin ha priorizado la ocupación de territorios extranjeros por encima de la protección de sus propios territorios y ciudadanos”, afirmó Mélnik.

Los avances rusos en Pokrovsk son “marginales” a pesar de su continuidad, según el experto, que reconoció que Moscú ha colocado a Kiev ante un dilema propio al seguir ejerciendo presión en la zona pese a haber perdido terreno en Kursk. “Ucrania tiene que elegir entre reforzar sus tropas en Kursk o enviar más reservas a Pokrovsk y otras zonas donde Rusia permanece a la ofensiva”, explicó. 

Para Kovalenko, a pesar de todo, el esfuerzo ucraniano en Kursk merece la pena.