El primer ministro británico, Keir Starmer, se comprometió este lunes a acabar con la "inestabilidad" que ha marcado las relaciones entre Reino Unido y la República de Irlanda durante 14 años de gobiernos conservadores.

En la primera vista a Irlanda del Norte tras su contundente victoria en las elecciones generales de la pasada semana, el mandatario laborista habló de "reseteo", "colaboración" y "respeto" con Dublín.

"Creo que uno de los grandes problemas de los últimos 14 años, pero particularmente de los últimos seis u ocho años, ha sido la inestabilidad, los giros y los cambios", declaró Starmer en Belfast, después de reunirse con los líderes de los principales partidos norirlandeses, socios en el Gobierno de poder compartido entre nacionalistas proirlandeses y unionistas probritánicos.

Keir Starmer durante la primera reunión de su gabinete. ANDY RAIN / POOL

Era Starmer

"Eso se acaba hoy", subrayó Starmer al celebrar "las constructivas conversaciones" que ha mantenido con las fuerzas políticas de la región y con el primer ministro irlandés, el democristiano Simon Harris, con quien habló por teléfono el viernes.

El propio Harris reconoció este domingo que ha habido "diferencias, dificultades y desafíos" entre los dos países en los años posteriores al Brexit, que fue rechazado por la mayoría del electorado norirlandés en el referéndum de 2016.

Starmer insistió hoy en que los pasados comicios le han otorgado un "claro mandato" para hacer política de una manera diferente y lograr "la necesaria estabilidad".

Referéndum y acuerdo del Viernes Santo

Respecto al asunto de la reunificación de Irlanda a través de una consulta, planteado hoy mismo por el partido Sinn Féin, mayoritario en la región, el primer ministro reafirmó su compromiso con el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto.

EP

Starmer recordó que ese pacto prevé la celebración de un referéndum sobre la reunificación cuando se den ciertas condiciones: "El marco está establecido y estoy totalmente comprometido con el acuerdo del Viernes Santo", declaró.

Su vista a Irlanda del Norte, agregó, demuestra el apoyo hacia ese enfoque y refuerza el papel del Gobierno británico como "honesto intermediario" del proceso de paz.