- La crisis entre EEUU y Rusia escaló ayer un paso más con la expulsión, por parte de las autoridades rusas, del número dos de la embajada estadounidense en Moscú y las renovadas advertencias de Washington de que la invasión rusa a Ucrania podría ocurrir “en días”.

Una apreciación que hizo el presidente estadounidense, Joe Biden, en un día frenético de creciente agresividad retórica y gestos diplomáticos, que comenzó con el anuncio por parte de Washington de un cambio de planes en la agenda del secretario de Estado, Antony Blinken, para participar en el Consejo de Seguridad de la ONU.

A la vez, el Departamento de Estado anunció la expulsión por parte de Rusia del “número dos” de la embajada de Estados Unidos en Moscú, Bart Gorman, en una medida considerada como “no provocada”.

Washington estudia ya una respuesta a esta acción que considera un paso más en la “escalada” de tensiones bilaterales en medio de la crisis por la concentración militar rusa en la frontera con Ucrania.

En el avión de Blinken, uno de los funcionarios estadounidenses indicó a los periodistas que le acompañan que la decisión de parar en Nueva York se debe a que se “enfrenta quizá el momento más peligroso para la paz y la seguridad desde el fin de la Guerra Fría”.

“Ahora, más que nunca, es fundamental” que Washington y Moscú tengan “el personal diplomático necesario para facilitar la comunicación”, agregó esta fuente.

Al cruce de advertencias en esta volátil situación se sumó el presidente estadounidense, Joe Biden, al insistir desde la Casa Blanca que la amenaza de invasión de Ucrania por parte de Rusia es “muy alta” y apuntar a la posibilidad de que se produzca en “unos días”.

En declaraciones antes de desplazarse al estado de Ohio, el mandatario señaló que Rusia “no ha movido sus tropas hacia fuera, las está moviendo hacia dentro” y recalcó que Estados Unidos tiene razones para pensar que Moscú prepara una operación de “bandera falsa” (para buscar un pretexto para entrar en territorio ucraniano).

No obstante, también contestó con un “sí” a la pregunta de si aún es posible una vía diplomática y señaló que por eso envió a Blinken a la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, para que expusiera esa opción.

Prueba de la complejidad del panorama, mañana estará en Europa, además de Blinken, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, así como la vicepresidenta, Kamala Harris, que también participará en la Conferencia de Seguridad de Múnich entre el 18 y el 20 de enero.

Allí, Harris se reunirá con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y se asegurará de que EEUU está “completamente alineado” con sus aliados ante una eventual invasión rusa de Ucrania.

Tanto Washington como la OTAN han advertido a Moscú de graves consecuencias en el caso de que se lance a una nueva invasión militar de Ucrania, como la que ocurrió en 2014.

La vicepresidenta estadounidense se verá, asimismo, con otros líderes políticos, como el canciller alemán Olaf Scholz, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y celebrará una reunión multilateral con los dirigentes de Estonia, Letonia y Lituania, según informó un alto cargo de la Casa Blanca en una llamada con periodistas.

El Gobierno de Estados Unidos advirtió de que Rusia concentra cada vez más militares en su frontera con Ucrania, lo que contradice el anuncio de Moscú de que reiteró a varias unidades militares, y denunció las “falsas narrativas” lanzadas por el Ejecutivo ruso.

En los últimos días, EEUU incrementó sus estimaciones de militares rusos concentrados cerca de Ucrania hasta los 150.000 efectivos, frente a los 100.000 de hace unas semanas, e insiste en que podría atacar el país vecino “en cualquier momento”.

Mientras el clima bélico no para de aumentar, Rusia respondió ayer por carta a EEUU sobre las demandas de seguridad que Moscú ha planteado para frenar la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas, y advirtió de que se verá obligada a reaccionar a través de medidas “técnico-militares” en caso de que no haya disposición por parte de EEUU a negociar garantías de seguridad en Europa.

La carta con la respuesta rusa fue entregada al embajador estadounidense en Moscú, John Sullivan, quien acudió ayer a la sede del Ministerio de Exteriores de Rusia.

En el documento, Rusia acusó a EEUU de no dar una respuesta constructiva a sus propuestas sobre la seguridad, subvertir su esencia y buscar ventajas para Washington y sus aliados.

“Declaramos que la parte estadounidense no dio una respuesta constructiva a los elementos básicos del proyecto de tratado con Estados Unidos elaborado por la parte rusa sobre garantías de seguridad”, señala el texto de la misiva.

Moscú admite que Occidente está dispuesto a comenzar un diálogo sobre el control de armas y reducción de riesgos militares, pero subraya que prefiere dar con una “solución integral” a los asuntos de seguridad que plantea. En la carta a EEUU, Rusia reitera que no tiene planes de invadir Ucrania y “nunca los ha tenido”.

Por su parte, Ucrania no oculta ya su negativa a cumplir los acuerdos de Minsk para solucionar el conflicto en el este del país, según declaró ayer el viceministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Vershinin, después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificara de “mediocre” este documento.