- Bielorrusia cumple un año desde el estallido de las protestas contra la fraudulenta reelección del último dictador de Europa, Alexandr Lukashenko, en medio de una nueva campaña de represión de la oposición y una escalada de la tensión con la Unión Europea debido a la actual “guerra migratoria”. En este contexto, el presidente de bielorruso, Alexandr Lukashenko, dejó entrever ayer que dejará “muy” pronto el cargo, aunque no aclaró si seguirá en el poder en otra función, con ocasión del aniversario contra el fraude electoral.
Lukashenko, en el poder desde 1994, subrayó que si hay elecciones presidenciales no presentará su candidatura y tampoco “promoverá” a ningún delfín que quede bajo su ideario político. “No hay que especular sobre cuándo se irá Lukashenko y demás. Muy pronto”, dijo el mandatario durante una multitudinaria rueda de prensa, en la que se atrevió a precisar plazos.
Lukashenko admitió igualmente que piensa mucho sobre un sucesor, pero que le cuesta imaginarse lejos de puestos de responsabilidad. “A quien elija el pueblo bielorruso en las próximas elecciones, será presidente. Eso es así”, señaló el mandatario.
“Al respecto, aún no he decidido qué es lo que haré. De verdad. Pienso en ello, claro. Este no es un cargo eterno. No voy a tener una vida tranquila hasta que me muera. No entiendo cómo se puede vivir, retirarse y dedicarse a otra cosa. Por ahora, no me lo puedo imaginar”, apuntó.
El líder bielorruso dio por hecho que se reformará la Constitución por medio de un referéndum, tras reconocer que la actual Carta Magna es “autoritaria”, y que parte del poder se cederá al Legislativo.
“Habrá un nuevo presidente. Eso está claro. Pero no se puede traspasar esta Constitución, que realmente es autoritaria, al presidente que venga. Y es que no se sabe quién será y cómo se comportará”, dijo.
También admitió que fue él quien ordenó reprimir “sin disparos” las protestas antigubernamentales que estallaron tras su reelección en los comicios presidenciales del 9 de agosto de 2020 y negó torturas a los miles de detenidos en el último año.
La oposición bielorrusa, cuyos principales dirigentes están en prisión o en el exilio, exigen a Lukashenko que deje inmediatamente el poder, libere a todos los presos políticos y castigue a los culpables de las represiones violentas.
Además, consideran que la única solución a la crisis es la celebración de unas nuevas elecciones, en las que participarían también candidatos de la oposición, entre ellas la líder de la oposición en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya. “No creo que Lukashenko esté dispuesto a abandonar fácilmente el poder. Nadie dijo que esta lucha sería fácil. Será duro. Pero debemos hacerle entender que es imposible dirigir un país en el que la gente quiere cambios. A ojos del pueblo bielorruso, Lukashenko es un dirigente ilegítimo”, comentó Tijanóvskaya.
Asimismo, Tijanóvskaya añadió que no habrá manifestaciones en Bielorrusia, ya que el precio a pagar es “muy alto”. Los activistas opositores sólo repartirán panfletos y los protocolos de las elecciones presidenciales que confirman que Lukashenko cometió fraude.
Alemania acusa a Lukashenko de “secuestro”. El Gobierno alemán criticó ayer que el presidente bielorruso “tenga secuestrado a todo un país” desde las elecciones del 9 de agosto de 2020.
EEUU impone más sanciones a Bielorrusia. EEUU impuso ayer sus sanciones más potentes hasta ahora a la economía de Bielorrusia y sentó las bases para endurecer todavía más sus restricciones.
El presidente de Bielorrusia ha negado cualquier implicación de su Gobierno en la muerte del activista Vitali Shishov, que apareció ahorcado en un parque de Kiev la semana pasada, a pesar de las dudas planteadas por el entorno del opositor.