- Tras el anuncio de Estados Unidos de la retirada de sus tropas de combate a final de año de Irak, algunos sectores del país temen que su marcha deje un vacío que sea explotado tanto por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) como por las milicias chiíes a las que las autoridades de Bagdad no consiguen controlar.
El fin de la misión estadounidense, según informó la Casa Blanca, se producirá formalmente diez años después de la retirada de tropas de Irak en 2011, que puso fin a la polémica ocupación de 2003 para derrocar al régimen de Sadam Husein. Sin embargo, algunos sectores iraquíes temen que la retirada de tropas dé paso al resurgimiento del EI, que fue derrotado oficialmente en 2017 pero sigue operando en el país, y suponga una victoria para las milicias chiíes apoyadas por Teherán que vienen acosando a las fuerzas extranjeras.
Bajo el mandato de Donald Trump, sus tropas se retiraron de casi una decena de bases iraquíes y se confinaron en tan solo tres, y también se redujo la presencia militar a la mitad. Actualmente, quedan unos 2.500 soldados estadounidenses.
Se desconoce qué sucederá con esas tropas y es probable que el número de efectivos no se vea reducido, y que se dediquen a tareas de entrenamiento y asesoramiento, algo que ya llevan haciendo desde finales de 2020.
Los brazos políticos de algunas facciones armadas iraquíes ya han alertado de que este cambio de rol no es suficiente para satisfacer sus demandas, puesto que exigen una retirada completa.
A falta de pocos meses para que se celebren comicios parlamentarios en Irak, unas elecciones clave para el país sumido en una crisis de liderazgo desde 2019, la retirada de los estadounidenses es una cuestión política clave.
Y es que a pesar de que EEUU no efectúa bombardeos contra el EI en Irak desde hace meses, sigue siendo clave para la formación de pilotos y el mantenimiento de los cazas de combate F-16.