Rangún - El Ejército birmano llevará ante un tribunal marcial a soldados que cometieron abusos contra la población rohinyá durante el operativo militar realizado en 2017 y que produjo la huida a Bangladés de unas 730.000 personas de esta minoría étnica no reconocida y perseguida en Birmania. El jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, admitió, en un inusual comunicado colgado en su página web, que algunos efectivos vulneraron las instrucciones en el poblado de Gutapyin, donde un reportaje de la agencia Associated Press recoge la existencia de al menos cinco fosas comunes con rohinyás. El militar no aportó detalles sobre el número de casos o los cargos a los que se enfrentan los acusados, que se descubrieron durante una investigación interna militar, indica el escrito publicado en la noche del sábado. Consultado, un portavoz del organismo castrense rechazó pronunciarse sobre el proceso.
El pasado noviembre, siete soldados birmanos fueron liberados tras cumplir diez meses de condena -de los diez años a los que fueron sentenciados- por perpetrar una matanza de diez rohinyás en la aldea de Inn Dinn, durante la brutal operación del Ejército birmano contra la población rohinyá del estado de Rakáin (oeste).
La operación militar en Rakáin, que investigadores de la ONU califican de “limpieza étnica con marcas de genocidio”, resultó en el asesinato de al menos 10.000 rohinyás, incluidos mujeres y niños, al tiempo que los soldados violaron a mujeres y niñas, torturaron y quemaron aldeas enteras, según la ONU.
El Ejército birmano formó en marzo un tribunal marcial, cuyos responsables visitaron el mes pasado por segunda vez Rakáin, como respuesta a las acusaciones de Naciones Unidas que Birmania rechaza mayormente. El último éxodo de los rohinyá comenzó el 25 agosto de 2017 a raíz de una ofensiva militar del Ejército con el objetivo de reprimir un ataque lanzado por un grupo insurgente rohinyá. - Efe