Melbourne - Su padre, Jaime Donato, era miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile cuando fue detenido el 5 de mayo de 1976 por la DINA, la Policía secreta del régimen de Augusto Pinochet, tras lo cual fue torturado durante días y finalmente arrojado al mar. El bisabuelo de Iván Donato, y abuelo de Jaime, procedía de Italia, por lo que el hijo del comunista fallecido, que vive en Australia desde que huyó de la dictadura pinochetista en 1986, pudo hallar justicia en aquel país tras un largo proceso que comenzó en 1999. Pero Iván, que a sus 59 años lleva más de 40 luchando por hallar los restos de su padre, desearía una justicia más completa por los crímenes cometidos durante las dictaduras vinculadas a la Operación Cóndor. “Yo estoy porque exista un tribunal como Núremberg, que se abra a hacer justicia a toda la gente que fue torturada, desaparecida y aniquilada”, asevera.
Se calcula que aproximadamente 50.000 personas murieron, 30.000 desaparecieron y 40.000 fueron detenidas durante los años del Plan Cóndor en varios países de América Latina y que, según los llamados Archivos del terror, descubiertos en Paraguay en 1992, contó con la colaboración de la CIA estadounidense.
La querella en Italia por las víctimas del Plan Cóndor comenzó hace 20 años ¿cómo recibió la sentencia del 8 de julio?
-Con una alegría inmensa. Considero que Italia ha hecho lo que no ha hecho Chile por los familiares de los detenidos desaparecidos. Menos mal que nosotros éramos nacionalizados italianos y tuvimos todas las posibilidades que no tuvieron todos los detenidos, desaparecidos y torturados.
¿Cree que se cumplirá la condena dictaminada en Italia?
-No lo creo. Italia puede pedir la extradición, pero el Gobierno de Chile puede denegarla.
¿Entonces, qué nos deja el fallo de Italia?
-Lo importante es que deja establecido que ocurrió un crimen genocida, quiénes son los culpables y cómo se llevó a cabo. Yo estoy porque exista un tribunal como Núremberg, que se abra a hacer justicia a toda la gente que fue torturada, desaparecida y aniquilada. Hoy día necesitamos que se le dé justicia al resto de la gente, el resto de las familias que fueron quebradas, destruidas por aquello.
Usted ha asistido a las vistas en Sídney sobre la petición de extradición que hizo Chile a Australia de la exagente de Pinochet Adriana Rivas, acusada de la desaparición entre otros, del otrora subsecretario del Partido Comunista Víctor Díaz, que ocurrió justo una semana después que su padre. ¿Cómo vincula ambos casos? ¿Qué siente al ver a Rivas?
-Es raro, la he estado mirando y viene esa tranquilidad de que ella está siendo juzgada... Me siento, ¿no sé si sería malo decirlo?... alegre, contento de que en una parte del mundo como en Italia, o aquí en Australia, se pueda demostrar que en Chile ocurrió algo terrible.
¿Quiere decir que usted vincula el caso de Víctor Díaz de alguna manera con el de su padre, aunque ella trabajaba en otro cuartel, no en Villa Grimaldi en donde fue torturado su padre?
-La DINA le entregaba información a sus agentes. Ellos no podían trabajar si no tenían la información completa de lo que está pasando en esos momentos. Y una semana antes de que ella llegara con Víctor Díaz, debió enterarse de que cayó la Calle Conferencia y quienes habían caído.
En Italia solo fue condenado por la desaparición de Jaime Donato el exmilitar chileno Pedro Octavio Espinoza, pero se ha implicado a muchos más en la muerte de su padre, entre ellos el exjefe de la DINA, Manuel Contreras, o el exagente Marcelo Moren.
-El caso de mi padre recién fue cerrado en Chile, en diciembre de 2018, con la condena de 53 agentes, entre ellos Espinoza, por el llamado caso de la Calle Conferencia. Pero, aquí se trata de que todo era un aparataje de represión en el que participó Manuel Contreras, al que le dieron 400 años de condena y está muerto, o el brigadier del Ejército, Miguel Krassnoff, que sigue vivo y tiene otros 400 años. Durante la dictadura se actuó en todos los niveles y los mandos medios son intocables. En el caso de mi papá, le dan cinco años, no pasa mucho tiempo y se les da amnistía. No existe cárcel para ellos.
Se conocen pocos destinos de los desaparecidos ¿Cómo se sabe que fue su padre arrojado frente a las costas de San Antonio?
-Fue por declaraciones de los mismos agentes que participaron, así se sabe del destino de mi padre.