Bruselas - Las próximas dos semanas decidirán el futuro de Angela Merkel, canciller alemana. De lo que haga dependerá si su Gobierno sigue de forma estable, si ella continúa al mando pero malherida políticamente o si directamente el Ejecutivo cae derribado. El hasta ahora bastión de estabilidad de la Unión Europea está sufriendo un terremoto que tiene su epicentro en la coalición política más exitosa de Europa: la que conforma la CDU con la CSU, que solo se presenta en Baviera, donde el partido de Merkel no acude a los comicios. 70 años de matrimonio político que ahora pasan por su momento más débil.
Su ministro de Interior, Horst Seehofer, puso encima de la mesa lo que en la CSU han denominado “plan maestro migratorio”: un paquete de medidas entre las que se encuentra la devolución de migrantes en las fronteras que ya hayan realizado su solicitud de asilo en otro Estado miembro.
Merkel vetó el plan. La canciller insistió en que prefería un plan a nivel europeo, es decir, que lo que quiere es llegar a un acuerdo sobre la reforma del sistema de asilo que lleva encallado 19 meses en el Consejo y que se supone que debería salir adelante en la próxima cumbre, el 28 y 29 de junio. La realidad es que el consenso sobre el sistema común de asilo parece, a día de hoy, extremadamente difícil.
La decisión de la canciller fue el primer pulso que mantuvo a Seehofer en estos últimos días. La CSU ha dado dos semanas de plazo a Merkel para que intente lograr un consenso europeo sobre asilo en la próxima cumbre europea.
Merkel tendrá que ir a negociar sabiendo que lo que la CSU busca es una solución europea dura contra los inmigrantes, que les sirva de cara a las elecciones de octubre. Eso hará todavía más complicado el acuerdo en el Consejo, ya que los países receptores piden más solidaridad.
En caso de que la canciller lograra un acuerdo sobre migración que fuera aceptable para sus socios bávaros Merkel continuará con un Gobierno bastante estable, aunque la tensión entre Seehofer y la líder de la CDU estará en máximos y cualquier nuevo choque de aquí a octubre puede complicar las cosas. Si el partido bávaro considera que su líder ha aceptado un plan demasiado blando él también podría sufrir las consecuencias con alguna lucha por el liderazgo.