todos dan por acabada la guerra civil siria y esta no solo que sigue sino que se desmenuza en toda una serie de conflictos relativamente locales, pero que se pueden reactivar fácilmente en el país entero. Y si bien aún no hay paz, ya hay 4 vencedores: Irán, Norteamérica, Rusia y Turquía.
Así, EEUU considera ganada su guerra contra el Estado Islámico y retiran sus efectivos; Irán tiene por fin su corredor hasta el Mediterráneo; Rusia es protagonista por derecho propio en el Oriente Próximo desde que ha salvado el régimen de Damasco; y Turquía ha desbaratado el “cinturón kurdo” que se estaba formado en su frontera meridional. A todo esto, aún queda un semivencedor más : Assad, quien ve cómo se pulveriza la estructura militar de los rebeldes.
Dada la milenaria historia de guerras reiterantes que ofrece Siria, es evidente que este pretendido “balance final” del actual conflicto está cogido con alfileres. La situación puede cambiar en cualquier momento a tenor de los intereses de las respectivas potencias ganadoras y la lucha armada puede resurgir de un día al otro en cualquier lugar. El ataque occidental en la madrugada de ayer contra instalaciones quimiobélicas sirias no constituye por ahora un serio peligro para el statuo quo militar actual, pero es evidente que los riesgos crecen alarmantemente. Además, no sólo está la renovada pugna ruso-norteamericana por el protagonismo mundial, la crecida importancia militar y diplomática rusa en el Oriente Próximo que no la puede aceptar Washington sin más, sino que el nacionalismo rampante promovido por Erdogan y los ayatolás en sus respectivos países desembocará forzosamente en un conflicto de intereses en el Oriente Medio. Sin olvidar que el problema israelí sigue siendo la pieza clave de la política de toda la zona... y el problema israelí dista muchísimo de estar resuelto.
Pero si todo ello no bastara para dudar de que el actual episodio de la guerra siria esté acabado, aún quedan los anales de la Historia. Porque ya en los albores de la civilización, cuando las guerras se hacían en aras de los dioses y los emperadores porque el concepto de Estado nacional estaba aún por inventar, Siria era escenario de los conflictos imperialistas de la época: los imperios asirio, babilónico y del Egipto faraónico.
La trágica implantación de la guerra en tierras sirias siguió y tras la muerte de Alejandro Magno -cuándo en Egipto reinaban los Ptolomeos y en Siria, los Seleucidas- (274 a 168 a. C.) se registraron seis guerras entre estos dos reinos gobernados por las familias de generales del gran Alejandro. Y no sigo con episodios más recientes -cruzadas, otomanos, guerras coloniales y guerras mundiales, etc.- porque éstas aún están en la memoria de todo el mundo.