La crisis polaco-comunitaria a causa de las querencias antidemocráticas del Gobierno de Varsovia se ha resuelto con un pintado de fachadas. Polonia cambió a los ministros más eurocríticos. La pantomima no ha cambiado en realidad nada, pero sirve para esconder una crisis que no tiene solución mientras la mayoría parlamentaria en Varsovia sea la del partido ultranacionalista Derecho y Justicia que preside Yaroslav Kaczynski y la Constitución comunitaria no dé poderes a la Comunidad para meter en cintura a los países miembros que se aparten de los principios del Estado de Derecho.

Esta crisis, como casi todas las políticas, es en el fondo un problema de voluntades y el Gobierno de Varsovia abunda en zelotes y mengua en partidarios del pactismo. Y nada ilustra mejor el empecinamiento de los ministros ultranacionalistas que la biografía del titular saliente de Defensa, Antoni Macierewicz.

En la época de la mayor prepotencia del Partido Comunista polaco, Macierewicz fue uno de los principales dirigentes de la oposición clandestina. Como tal, fue uno de los fundadores de KOR (Comité para la protección del trabajador), organización de la que acabó naciendo el sindicato Solidarnosc, causante de la primera crisis grave del comunismo estalinista de postguerra. Y si la política de Macierewicz era absolutamente coherente -defendía una línea política sumamente conservadora y ultra católica-, su psicología distaba mucho de serlo? Como era el caso de su idolatría por el Che Guevara.

Radical, buen bebedor, algo fanfarrón e inflexible hasta el absurdo, fue a parar varias veces a las cárceles comunistas polacas; se negó casi en solitario en su día a suscribir los acuerdos de Solidarnosc con el Gobierno comunista polaco; y tiene una querencia casi irresistible a llevar la contraria a casi todo el mundo. Así, suscribe en líneas generales el ideario de Derecho y Justicia, pero dentro del partido se enfrenta a Kaczynski. Con lo cual en Varsovia abundan los que creen que la destitución de Macierewicz fue en parte un gesto de cara a Bruselas y en muchísima mayor parte, una recuperación para Kaczynski de la plena libertad de acción política.