Beirut - El primer ministro libanés, Saad Hariri, revocó ayer su dimisión, anunciada el pasado 4 de noviembre desde Arabia Saudí, y aseguró que permanecerá en el cargo después de haber alcanzado un acuerdo con sus socios de gobierno, con lo que pone fin de esta forma a la crisis política creada en el Líbano.
Hariri anunció su decisión tras una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, que le “agradeció (...) haber reconsiderado su dimisión”, según un comunicado leído por el propio Hariri. Durante la sesión, todas las fuerzas políticas que integran el Gobierno de coalición, incluido el grupo chií Hizbulá (aliado de Irán), se comprometieron a disociarse de los conflictos regionales. Todos los partidos acordaron que su participación en esos conflictos “perjudica las relaciones económicas y culturales con nuestros hermanos árabes y amenaza los intereses de los libaneses residentes en los países de la región”.
Cuando Hariri dimitió desde Riad, sorprendiendo a sus aliados y rivales, apuntó a las injerencias de Irán en la política libanesa y al papel de Hizbulá, así como a una supuesta amenaza contra su vida. El presidente libanés, Michel Aoun, que fue muy crítico con Hariri y no aceptó su dimisión en ningún momento, declaró ayer que “lo importante era estabilizar la situación interior y garantizar el regreso de Saad Hariri a Beirut”, según un comunicado de su oficina. “Rechazamos que atenten contra nuestra dignidad, ya que consideramos que no hay Estados pequeños o grandes, y nadie quiere que hieran su orgullo y dignidad”, añadió la nota en alusión a Arabia Saudí, a quien Aoun acusó de mantener retenido a Hariri durante dos semanas en Riad en contra de su voluntad.
El pasado 18 de noviembre, Hariri viajó de Arabia Saudí a París, invitado por el presidente francés, Emmanuel Macron, que desbloqueó la crisis al promover su salida de Riad y su regreso a Beirut pocos días después, donde aceptó dejar en suspenso su dimisión para dialogar y buscar una solución.
“restablecer la situación” El diputado independiente Butros Harb consideró que la decisión definitiva de Hariri “restablece la situación existente”, incluyendo el programa con el que el Gobierno obtuvo la confianza del Parlamento a finales de 2016. Sin embargo, declaró que “hay que esperar y ver cómo evoluciona la situación en la región y la postura que tomará la comunidad internacional” respecto al Líbano. Para el exparlamentario Fares Suheil “la crisis no ha resuelto nada y el país sigue controlado por Irán a través de Hizbulá, que no solo ejerce su poder en el Ejecutivo y en el Parlamento, sino también sobre las fuerzas de seguridad, el mundo de los negocios y la política”. “La decisión no depende de Hizbulá, ni del Gobierno, sino de Irán”, agregó, en referencia al rumbo que vaya a tomar el Líbano próximamente.
Por su parte, el analista y profesor universitario Hiyam Malat, explicó que la permanencia de Hariri al frente del Gobierno “tranquilizará a los libaneses”, por lo que la tensión bajará en el plano político y la economía resurgirá, en su opinión. Malat destacó que si los grupos políticos están de acuerdo en evitar un conflicto interno “las llamas que nos rodean, no afectarán al país”.