Londres - La primera ministra británica, Theresa May, anunció rápidamente la elección de Gavin Williamson como nuevo ministro de Defensa, para reemplazar la inesperada salida de Michael Fallon por su implicación en un escándalo sexual con una conocida periodista. May eligió a un político de 41 años que formaba parte de su círculo más cercano desde su llegada a Downing Street, donde ejercía como jefe de los whip, un puesto muy específico de la política británica, en el que se responsabiliza de que haya disciplina en los grupos parlamentarios ante votaciones importantes en el Parlamento. Además, Williamson jugó un papel clave al conseguir el apoyo del partido norirlandés DUP para formar un gobierno en minoría tras las últimas elecciones generales, en las que los conservadores perdieron su mayoría absoluta.Williamson no es nuevo en Westminster, pues ejerce como diputado en la Cámara de los Comunes desde 2010 por el condado de South Staffordshire, en el centro de Inglaterra. Pero eso no evitó que tras su nombramiento, May recibiese críticas desde sus propias filas por la elección de un político sin experiencia ministerial ni conocimientos militares.

Los ataques definían el nombramiento de May como “desastroso”, mientras que otros parlamentarios apuntaban a que era “el mayor y probablemente el último” de la primera ministra. Uno de los ministros apuntó a que el propio Williamson habría sugerido a May que Fallon tenía que irse por el escándalo sexual y se ofrecía abiertamente a reemplazarlo. Más dura fue Sarah Wollaston, una diputada tory, quien declaró en una cadena de radio que en el momento en el que se le ofreció el nuevo puesto de trabajo a Williamson, en lugar de aceptar, habría sido mejor que hubiese rechazado la propuesta, dándole paso a otra persona más experimentada.May optó por darle el puesto a una persona de su total confianza y apostar por que haya menos peleas internas en su dividido Gabinete. A eso hay que sumar el miedo de Downing Street a que Fallon aparezca en más casos de acoso a mujeres y no solo en el escándalo por tocar la rodilla a una periodista durante una cena hace 15 años. La afectada, Julia Hartley-Brewer, asegura haber olvidado el incidente y bromea en las redes sociales sobre el buen estado de su rodilla. La periodista ya había hablado de lo ocurrido en el año 2002, por lo que cree que la renuncia de Fallon ahora es la “más descabellada, absurda y ridícula que haya visto de un ministro del Gabinete” y cree que se debe a otros motivos que no se han visto la luz pública. En su carta de renuncia, Fallon defendió que varias de las denuncias surgidas sobre los diputados eran falsas, pero aceptó que en el pasado había estado “por debajo de los altos estándares” que se requieren dentro de las Fuerzas Armadas, dejando así la puerta abierta a que estuviese implicado en más casos.

El miedo del equipo de May es que sea desvelado el contenido total de la apodada como “lista secreta de pecados sexuales”. Muchos la apodan ya como kneegate, un juego de palabras que une el término rodilla en inglés y el escándalo Watergate. En los tabloides británicos circula desde hace varios días un listado que implica a unos 40 diputados por haber tenido un “comportamiento inadecuado” en algún momento de sus vidas.