la mayor parte de la marihuana que se consume en Europa Occidental y Central y las mafias que controlan este mercado son albanesas.
Esto se debe a que Albania ofrece las condiciones ideales para tal narcotráfico: clima y suelo, son óptimos; políticos y policías albaneses son sumamente corruptos; la pobreza es extrema y la proximidad a la Unión Europea hace el transporte y la distribución de la droga muy fáciles y baratos. La policía italiana calcula que en 2016 la producción albanesa de marihuana superó de largo las mil toneladas de droga.
Para los especialistas en la lucha contra el narcotráfico, la pobreza del país productor es el más importante de los factores dentro del marco botánico de la posibilidad de cultivo. Albania fue durante muchos años la nación más pobre de Europa (ahora lo es Moldavia), pero su nivel de vida y equipamiento siguen siendo deplorables. En las zonas más depauperadas del país impera el paro y mucha gente no gana honradamente más allá de los 3 € diarios (unos 400 lek) y la policía aduanera y de fronteras no dispone de helicópteros para luchar contra los narcotraficantes.
Y esto último es esencial porque los “latifundistas de la droga” imponen el cultivo de las matas de cannabis en los bosques más agrestes del país, donde las condiciones climáticas son óptimas (mucha agua e insolación durante 10 meses al año) y la mayoría de los caminos sólo son aptos para caballos y peatones. Rara vez llegan los agentes antes que los campesinos a las plantaciones.
Si las autoridades albanesas tuviesen helicópteros la lucha contra estas plantaciones se simplificaría y su eficacia crecería enormemente. No sólo llegarían los agentes por vía aérea en un santiamén a las plantaciones detectadas, sino que localizar las matas plantadas en bosques y eriales sería irrisoriamente fácil: las matas de cannabis son mucho más oscuras que el resto de la vegetación y desde el aire serían detectadas enseguida.
La lucha contra el narcotráfico sería muy fácil si políticos y policías albaneses no fueran tan corruptos. Desde la caída del comunismo y hasta el año 2013 -cuando la Unión Europeo exigió a Tirana una lucha enérgica contra esta lacra social- los partidos políticos se financiaban con descaro con los donativos de los “barones de la marihuana” y aún hoy en día a nivel local y provincial prosigue la corruptela. Esta ha llegado a ser tan generalizada que el actual jefe de Gobierno -Edi Rama- decretó hace poco el relevo de todos los directores generales de policía en las doce provincias de la República.
La medida es más espectacular que efectiva, según las autoridades comunitarias, porque los beneficios y la extensión del negocio de la marihuana han potenciado tanto a los narcotraficantes albaneses que estos constituyen hoy en día ya un importante factor en la gran delincuencia de la Unión Europea.