Londres - Un Jeremy Corbyn muy seguro de sí mismo pronunció el discurso que ponía fin al congreso laborista en la ciudad costera inglesa de Brigthon. Lo hizo presentado a su formación como la “principal corriente política” del país, alegando que sus políticas son las que quiere la mayoría de los británicos.
En palabras de Corbyn, las divisiones en las filas tories por el Brexit se deben a que los conservadores están más interesados ??en conseguir el beneficio personal que en obtener el mejor acuerdo para el Reino Unido. De hecho, cree que “nunca ha habido tan mal servido al interés nacional en una cuestión tan vital”.
El líder laborista pidió a los conservadores, por el bien del país, que “traten de juntarse o abran camino” a otras formaciones. Sí que coincidió con la primera ministra en la necesidad de un período de transición de dos años después de que Londres deje el bloque común en marzo de 2019, pero afirmó que el partido laborista era el único que podía “unir a todos los ciudadanos del país en torno a “una visión progresista de lo que podría ser” después de Brexit.
Corbyn dijo que “el centro” en la política británica había cambiado en los últimos 20 a 30 años y que el laborismo defiende ahora las cosas que la mayoría de la gente “realmente quiere”, llamando a “un consenso aún más amplio” para que el partido gane el poder en la próxima cita con las urnas.
Corbyn utilizó un tono cercano, en el que no faltaron las bromas, instando a la primera ministra británica, Theresa May, a que convoque otras elecciones anticipadas y sorprendiendo a todo el mundo, como ocurrió hace unos meses tras unos días de vacaciones paseando con su marido: “Coja otro día de vacaciones y tome otra decisión impetuosa”, le espetó a la líder tory.
En su discurso de 75 minutos, donde los asistentes no pararon de corear su nombre, Corbyn dijo que el laborismo era un “gobierno a la espera”, que tenía que estar preparado para llegar a Downing Street, prometiendo que su partido controlaría el precio de los alquileres y repararía el daño causado por la austeridad.
Corbyn recalcó que el coste de la vivienda para los jóvenes es hoy tres veces superior al que tuvieron sus abuelos. “Existen controles de alquileres en muchas ciudades del mundo y quiero que nuestras ciudades también tengan esos poderes e inquilinos para tener esas protecciones”, puntualizó, llevándose una gran ovación.
Agregó que la palabra regeneración era “muy maltratada”, pues demasiado a menudo lo que realmente significa es la gentrificación forzada y limpieza social, en la medida en que “los desarrolladores privados se mueven y los inquilinos y los arrendatarios se mudan”.
Con las víctimas de Grenfell El líder laborista no olvidó a las víctimas del incendio de la torre Grenfell en Londres, de donde consiguieron escapar dos familias españolas. Un accidente que le sirvió para ponerlo como ejemplo de “un desastre humano completamente evitable”, ya que a su juicio, el edificio pasó a ser un monumento “escalofriante” de la privatización y “la desigualdad bostezante”.
Además, no tuvo reparos en meterse con la cobertura hostil de su campaña, diciendo que los ataques llegados desde tabloides como el Daily Mail habían, en realidad, ayudado a mejorar el resultado de su partido en las últimas elecciones con 14 páginas criticándole, así que pidió que la próxima vez fuesen 28. “Nunca tantos árboles han muerto en vano”, reclamó.
El líder laborista de 68 años alegó que sus principios provienen de sus padres y de la comunidad del norte de Londres en la que vive. Precisamente, lamentó el abuso “intolerable” dirigido en los últimos meses a la diputada laborista y responsable de Interior en sus filas, Diane Abbott, una histórica que recibe numerosos comentarios racistas en las redes sociales.