Bruselas - La Unión Europea respondió ayer al Reino Unido que solo empezará a hablar de su futura relación cuando se produzcan “suficientes progresos” en la salida de ese país del bloque, unos avances que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, confió que se puedan evaluar en torno al próximo otoño. “Solo cuando hayamos logrado el suficiente progreso en la retirada, podremos discutir el marco de nuestra futura relación. Empezar conversaciones paralelas en todos los asuntos a la vez, como sugirió el Reino Unido, no va a ocurrir”, advirtió ayer Tusk en una rueda de prensa en Malta.
El Consejo presentó ayer el borrador de las directrices negociadoras del Brexit, que ahora empezarán a debatir los Veintisiete (sin el Reino Unido) y que está previsto sean adoptadas el próximo 29 de abril en una cumbre europea extraordinaria en Bruselas. El documento hace una mención expresa a Gibraltar y subraya que, una vez el Reino Unido salga de la Unión, ningún futuro acuerdo entre Bruselas y Londres podrá aplicarse al Peñón si no cuenta con el acuerdo previo de España y el Reino Unido.
El Gobierno británico reiteró ayer su “firme” compromiso con Gibraltar y subrayó que “jamás” cederá la soberanía sin consentimiento de los gibraltareños, en respuesta a las directrices de negociación anunciadas por la UE. El Ministerio británico para la Salida de la UE señaló en un comunicado que la primera ministra, Theresa May, ya expresó esta posición al informar el pasado miércoles de que había activado el artículo 50 del Tratado de Lisboa, lo que dio inicio al periodo de dos años de negociaciones con Bruselas.
May dijo el miércoles que el Reino Unido es “absolutamente firme en su apoyo a Gibraltar, su pueblo y su economía”. “Hemos sido firmes en nuestro compromiso de no entrar jamás en disposiciones por las que el pueblo gibraltareño vería transferida la soberanía a otro Estado en contra de su voluntad, ni entrar en un proceso de negociaciones sobre la soberanía que no cuente con la aprobación de Gibraltar”, afirmó. La jefa del Gobierno subrayó que Gibraltar estará “cubierto” por las negociaciones británicas del Brexit y aseguró que se involucrará en el proceso al Gobierno del Peñón.
Garantías “recíprocas” Las directrices fijan los cuatro ámbitos que la UE quiere empezar a negociar en una primera fase, empezando por la necesidad de establecer unas garantías “recíprocas” para proteger a los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los británicos en la Unión, de manera que puedan seguir trabajando, estudiando o disfrutando de asistencia sanitaria. Según cifras de la ONU, 3,3 millones de europeos residen en Reino Unido y casi 1,2 millones de británicos habitan en otro Estado miembro de la Unión.
La UE quiere además evitar problemas a las empresas europeas y que Londres “honre sus compromisos financieros y obligaciones” como Estado miembro, explicó Tusk.
Según un análisis publicado esta semana por el centro de estudios europeos Bruegel, el Brexit costará a Londres entre 25.400 y 65.100 millones de euros, en función de si se acuerdan reembolsos por la participación del país en los activos comunitarios.
Por último, la Unión espera que las partes encuentren “soluciones flexibles y creativas” para evitar una frontera exterior o “frontera dura” entre Irlanda del Norte e Irlanda, según añadió el presidente del Consejo Europeo.
El documento abre las puertas a identificar, en una segunda fase, el marco de la futura relación entre los Veintisiete y Londres y a entablar negociaciones preparatorias con ese objetivo, cuando haya un “progreso suficiente” para “alcanzar un acuerdo satisfactorio sobre los arreglos para una salida ordenada”.
También considera la posibilidad de no lograr un acuerdo en el plazo de dos años desde la notificación británica, es decir, el 29 de marzo de 2019, cuando dejarán de aplicarse los tratados comunitarios en el Reino Unido. Para ese caso, prevé que las negociaciones pueden buscar “arreglos transitorios” para facilitar “puentes” hacia el futuro marco de relación.
Aunque subraya que la UE “trabajará duro” para lograr un acuerdo, el texto deja claro que también se preparará “para resolver la situación si las negociaciones fracasan”. “Las conversaciones que van a comenzar serán difíciles, complejas y a veces implicarán confrontación”, advirtió el presidente del Consejo Europeo, que dejó claro que la UE no persigue castigar a nadie. “El Brexit en sí mismo es ya lo bastante punitivo. Después de más de 40 años juntos, nos debemos unos a otros el hacer todo lo que podamos para hacer ese divorcio lo más suave posible”, dijo Tusk.
Los sherpas comunitarios (representantes nacionales de alto rango) debatirán este borrador en sendas reuniones, el 11 y 24 de abril, y los embajadores de los Veintisiete, reunidos en el Comité de Representantes Permanentes (Coreper), lo verán el próximo 26 de abril, antes de la adopción del texto en una cumbre extraordinaria que se celebrará el día 29 de ese mes. - Efe